Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

16 actas del primer congreso católicos y vida pública derechos inalienables a la vida, a la libertad, a la educación, a la salud, a un trabajo digno y bien remunerado, y a una vivienda adecuada (Catecismo de Ia Iglesia Católica, n.1906-9). Un orden social que, desde una perspectiva cristiana, debe tener por base la verdad, edificarse en la justicia y estar animado por el amor (Catecismo de Ia Iglesia Católica, n.1912). Pensar que una universidad, incluso que todo un sistema universitario, puede ayudar a la construcción de una sociedad erigida sobre esas bases parece una utopía. Pero creo firmemente que no lo es. Las utopías son irrealizables y, por lo tanto, invitan a la inacción. En cambio, ese ideal –mirado con los ojos de la fe– es una esperanza. Una tarea a la que como cristianos estamos convocados, sabiendo que nosotros sólo sembraremos y que el Señor hará crecer... (1 Cor 3:6) En su encíclica Caritas in veritate, el Santo Padre Benedicto XVI nos enseña que: Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como pólis, como ciudad (Caritas in veritate 7). Con este marco conceptual y con muchas esperanzas, pusimos en marcha una serie de iniciativas que, en su conjunto, constituyen la experiencia que deseaba compartir con ustedes. De los varios caminos emprendidos por nuestra Universidad, quisiera destacar tres que han alcanzado relevancia en nuestro país y, por lo mismo, han contribuido a situar a la Pontificia Universidad Católica de Chile como un actor significativo en la vida pública de nuestro país: la Encuesta Bicentenario, Modelos de Intervención Social y el Centro de Políticas Públicas.

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