Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

28 actas del primer congreso católicos y vida pública futuroya lavez pensarqueel pasadosiempre fuemejor, sentir temor al cambio, y experimentar la incomprensión ante la complejidad de la vida. Nuestra sociedad, se ha repetido insistentemente, vive un cambio inevitable a todos los niveles y nos influye impidiendo avanzar en positivo. La educación, al igual que la sociedad, vive este presente complejo e intenso que requiere de todo nuestro esfuerzo y motivación para afrontar creativamente el futuro. ¿Por qué una mirada al futuro?, porque constatamos a diario que en la visión de la sociedad, del cosmos, de la naturaleza, lo que falta es la perspectiva de un futuro que construya sentido, que cree sentido y de sentido; también, al actuar de cada día. Ante “la tragedia de tantos hombres de hoy que no esperan nada más, se experimenta la “necesidad de futuro” y en educación debemos “hacer el presente, pensar y construir el futuro”. I. Unas notas sobre educación y educar, dos realidades complejas. Muy brevemente y sin ánimo de dogmatizar, indico alguna nota sobre estas dos realidades complejas. Entiendo la educación como un proceso de la persona que a través de múltiples experiencias se hace a sí misma, pregunta y se pregunta, se sitúa y resitúa en un mundo cambiante y distinto y construye y se construye con los otros, siempre con los otros. Dicho de otra manera, la educación como proceso humano de desarrollo personal, asociado a distintas visiones del mundo, a diferentes maneras de entender y situarse en la realidad de los contextos correspondientes, obliga a pensar en los agentes y en los contextos, en los espacios y en los tiempos. Y, tal vez, exija desaprender en este proceso de aprendizaje para poder aprender mejor, para poder construir mejor. Educar y educación son conceptos que se implican mutuamente. Simplificando mucho para esta ocasión,

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