Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

56 actas del primer congreso católicos y vida pública su función. Los gadgets de la sociedad contemporánea son “prótesis de lo que ya no se comprende”, declaraciones de capitulación de la experiencia personal. Vivimos en la esclavitud voluntaria de los usuarios. Uno se somete a lo que no entiende para usarlo. La comprensión ha sido sustituida por la aceptación, como ocurre en la economía y en la política. El usuario es un cliente de la simplicidad. Nos contentamos con usar los medios, no buscamos lo esencial en una profundidad oculta. Lo que la tecnología hace es introducir un automatismo que no es “interrumpido por la decisión” como diría Luhmann. (consulte a su farmacéutico, sólo puede ser abierto por expertos…). Algo tendrá éxito en la medida en que es más fácil de utilizar que de explicar, por eso los niños se han entregado al universo de los nuevos medios y son más competentes que los padres. La competencia se adquiere no mediante la lectura de las instrucciones, sino mediante el placer de uso. Esto no es ni bueno o malo, pensemos que la sociedad podría renunciar a las personas inteligentes, peor no a las cosas inteligentes. El progreso no es potenciado por lo que lo seres humanos piensan, sino lo que les ahorra el pensar. La civilización avanza en la medida en que haya aparatos y procedimientos que nos permiten actuar sin tener que reflexionar. En esto radica la confianza del usuario. Marin Harris escribió un día: “El control del pensamiento consiste no en oprimir a la sociedad sino en invitar a los ciudadanos a sumarse a los grandes eventos del poder”. Niños de tan sólo cinco años pasan una media de seis horas diarias delante de algún tipo de pantalla, y los adolescentes y adultos más. En Estados Unidos, los adultos pasaban en 2009 el doble de tiempo conectados que en 2005. En Europa el tiempo de sus habitantes conectados crece un tercio durante el mismo período. Los adolescentes, en 2010 y en Estados Unidos, pasan una media de once horas al día delante de la pantalla, ya