Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza
73 educar para una nueva sociedad: razón, verdad y esperanza supondrá un ejercicio constante para los padres de contención, de ejercicio de la autoridad, incluido el castigo. Esto es así porque la auténtica libertad no es la ausencia de lazos y de condicionamientos ni el reino del individualismo exacerbado. Precisamente la familia es el espacio donde nacemos dependientes y desde esa experiencia de dependencia aprendemos a ser libres. Ser dependiente (como el recién nacido de sus padres y como sus padres de él) y ser interdependiente (como miembro de una familia humana) es condición fundamental para aprender y crecer en la libertad individual, principal atributo del ser humano: no es posible tener verdaderas “alas” de libertad individual si antes no han profundizado nuestras “raíces” en la experiencia de la dependencia y de la responsabilidad amorosas en el seno de la familia. La psicología confirma esta certeza. La autorrealización del ser humano (expresión máxima de su libertad) tiene como presupuestos, la seguridad que aporta el cuidado y la experiencia de pertenencia y de amor. Dependencia y responsabilidad amorosas son condición de libertad. III. La igualdad Creó Dios al hombre a su imagen y semejanza. Hombre y mujer los creó (Gen 2-18) Finalmente, el último valor que aprendemos en la familia es el de la igualdad, la esencial igualdad entre los seres humanos, que desde el punto de vista cristiano hunde sus raíces en nuestra condición de hijos de Dios con la misma dignidad y con independencia de nuestra edad, sexo, raza, salud, condición social u otras circunstancias. La igualdad entre varón ymujer en las relaciones familiares y en el reparto de roles, es una conquista indudable del pasado siglo, todavía no alcanzada del todo aunque va consolidándose
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