Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza
96 actas del primer congreso católicos y vida pública miembros solidarios y comprometidos con la sociedad que nos ha tocado vivir. d. El respeto activo Si la tolerancia era la actitud para la convivencia, el diálogo y la concordia en la educación ‘interior’, el respeto activo es la traducción pública de esas actitudes que una educación en valores ha de promover en el ‘espacio público’. Frente al riesgo de convertir la tolerancia social en indiferencia; o lo que es peor aún, de entender la tolerancia como comprensión de que todo vale igual, la tolerancia aprendida como valor en el ‘interior’ de la educación en familia es, justamente, sostener que no todo es tolerable, porque no todo es lo mismo. Dialogar y concordar para poder convivir siguen siendo referentes inexcusables de una comprensión de la tolerancia como valor moral. Por eso, la actitud educativa a promover es la del respeto activo; respeto porque al decir de I. Kant, el respeto es la condición requerida para la consideración de la dignidad de las personas como expresión de su valor más alto; y activo porque aboga por su reconocimiento desde la respectividad entre las personas. Este es el sentido de la proclamación de la igualdad como valor moral que ampara y exige el respeto de la diversidad, de los demás. e. El diálogo El diálogo es hoy uno de los valores de moda. Pero que esté de moda, no quiere decir que su objetivo esté claro. En la educación, el diálogo es una actitud que cultiva el saber escuchar y ponerse en el lugar del otro; es una disposición a compartir razones con nuestros hijos. Pero sería un error confundir esta actitud con
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