Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común
24 actas del segundo congreso católicos y vida pública ¿Cuál es el norte? El bien común. El desarrollo de las condiciones necesarias para que todo se oriente hacia la realización de las aspiraciones más altas y superiores de la vida, en virtud de la dignidad humana y del deseo de Dios de que alcancemos la salvación y la felicidad plena. Se trata de la construcción de una sociedad cada vez más fraterna, más justa y más equitativa, donde individual y colectivamente veamos alcanzadas nuestras aspiraciones y anhelos. El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político. Como todo compromiso en favor de la justicia, forma parte de ese testimonio de la caridad divina que, actuando en el tiempo, prepara lo eterno. La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana. 8 ¿Cuál es ese bien, cómo se alcanza, cómo se posibilita? Todas son cuestiones que este Congreso pretende abordar. Para poder hablar de y transmitir esperanza es necesario tenerla y experimentarla. Es necesaria una vida de contacto directo con Dios y con el otro, para poder ver en cada situación una nueva oportunidad de crecimiento y desarrollo en armonía con el plan de Dios para cada uno y para la historia humana. Nuestros ponentes y panelistas en este Congreso son personas que han tenido esa experiencia de vida. Sus palabras serán fruto y resultado del compromiso diario que han asumido para hacer frente, desde la esperanza que nace de la fe, a realidades muy concretas de nuestra vida social, local e internacionalmente. A medida que avance el congreso los iremos conociendo y aprendiendo de esas vivencias. Queremos concretizar esto principios de la doctrina social en acciones pertinentes que dan respuesta a las exigencias de la cotidianeidad, pero que sirvan, al mismo tiempo, de inspiración y modelo a nuestra propia acción y compromiso cristiano. En este sentido, razones para la esperanza es una doble avenida, el carril de lo que ya se hace cada día para mantenerla viva y el carril de lo que seguiremos haciendo. Así el anuncio de la fe no será hueco, sino creíble, porque en el Evangelio 8 Caritas in Veritate, 7.
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