Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común
69 razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común comunitaria? Exactamente, es lo mismo de que el niño tiene que estar cuidado por la misma comunidad. La subsidiariedad también plantea que todo servicio social debe atender, no solo las carencias materiales y los medios para suplirlas, sino las necesidades humanas fundamentales y más profundas como ya lo había explicado anteriormente. Previo al apoderamiento, hay una condición esencial que es la motivación. Si no tenemos lamotivación, no vamos a servir nunca. Nadie toma en sus manos lo que no quiere sostener. Si no queremos servir, no vamos a encontrar la necesidad. Vamos a ver a un niño o una niña en el semáforo y vamos a mirar al otro lado. Lo primero que dice Juan Pablo II es la motivación para hacerlo. Al ejercer el servicio, nos encontramos con una dicotomía y, desde el punto de vista de República Dominicana, ¿cómo convencer a un niño o una niña de que vaya a la escuela en vez de ganar $800 pesos diarios, que les garantiza su supervivencia y la de sus familiares aunque dejen, en todo ese proceso, toda su dignidad? ¿Cómo convencerle que, aunque tenga hambre ahora mismo, no debe exponer su cuerpo a abusos sexuales, a cambio de dinero o favores? Esto ocurre, lamentablemente, en las niñas y en los niños de República Dominicana. ¿En qué idioma se le haría comprensible? Esta es una dicotomía muy fuerte para los que estamos dedicados al servicio. Yo he llegado a la conclusión que la respuesta solamente la tiene Dios. En uno, solo a través del amor y educando de corazón a corazón, es nuestro lema. En ese corazón de ese niño hay que sembrar día a día y, a veces, durante años, y sin desfallecer en el intento, la fe de que es mejor cultivar la mente y el espíritu. Eso no es tarea fácil. El asunto del servicio tiene que tener perseverancia. Algunas veces pasamos tres o cinco años con jóvenes que creemos que han salido de la droga, hasta que un día te enteras que volvió de nuevo. Entonces tenemos que perseverar en el servicio. Hay que pedirle a Dios, porque estamos conscientes que no estamos solos. Quien practica la subsidiariedad debe tener fe en Dios y en el espíritu humano, que el mismo honró. Deben entregar amor, aunque esa mariposita no se sienta en el estómago, confianza, paciencia y esperanza. En fin, debes estar vacío de sí mismo. Esto sí que es difícil, vaciarse para llenarnos del servicio a los demás. Y debe actuar por un bien superior a la satisfacción propia. Esto es así, porque si un niño que no tiene instrucción te insulta un día, te sentirás ofendido si no tienes esa visión. Si un niño en un semáforo huele mal, no
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