Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común

70 actas del segundo congreso católicos y vida pública te vas a vaciar si no tienes esa satisfacción. Si tienes la visión de Dios te ayudará a no desfallecer. Lomás que tienes que combatir, con unomismo, en este servicio es el ego. Nos encanta decir yo hice sin reconocer que esa energía viene de Dios y que sin Él no podemos hacer nada. El ego es pequeño y debilitado y el servicio debe tornarse de una fuente inagotable. El éxito nunca es de uno mismo, sino de Dios. Cuando te adjudica el éxito de las acciones que has hecho, estás en el primer peldaño del fracaso. Otra razón por la cual el servicio debe fundamentarse en la cosmovisión de la fe y en los principios de la subsidiariedad es porque, de no ser así, el servidor entenderá que está contribuyendo muy poquito. Sentirá que no está ejerciendo ninguna influencia considerable sobre su entorno y perderá los ánimos o el entusiasmo. Es decir, el entusiasmo que quiere decir Dios dentro de mí y el entusiasmo de servir. La fe nos asegura que Dios es uno y que ante Él no hay lugar para dos. También, nos enseña que es la única Verdad. Nos afirma que la separación entre nosotros no existe y que cuando se nutre un amor con una sola alma, incluso con un pequeño gesto, nutrimos el amor del universo entero. Esto explica que algunas veces nos creemos que con pequeños gestos pensamos que no estamos cambiando y, sí, podemos. Si nos unimos, cambiamos el universo. Si nuestro servicio no fue exitoso con la intención de construir un mundo mejor, el servicio nos terminará por hacernos mejores a nosotros mismos, aun cuando no seamos exitosos. Aunque el servidor no caiga en cuenta, no es el llamado a cambiar o mejorar el mundo lo que nos motiva a servir, sino el llamado de cambiarnos y perfeccionándonos a sí mismos para acercarnos un poquito más a Dios. El servicio visto de la subsidiariedad, desde la solidaridad y desde el bien común es un llamado de Dios. Dios comienza cuando uno termina. Cuando una fuerza y el poder son de Dios solamente, uno permite que Dios se manifieste, uno muere así mismo y nace en Dios en el momento que uno ayuda a los demás. ¿Cómo Acción Callejera pasa esos conceptos a la práctica cotidiana? Todos estos aspectos y definiciones presentan serios inconvenientes a la hora de pasar de las letras a la ejecución de la práctica común en la gestión ciudadana de los pueblos. Les voy a explicar parte de nuestra experiencia en la República Dominicana, un país pobre y muy conocido por todos ustedes. Allí los problemas son muy evidentes, el diagnóstico preocupante y las soluciones complejas. Desde una fundación educativa que promueve la garantía de los derechos de la

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=