Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común

71 razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común niñez, la adolescencia y la juventud y sus respectivas familias, trabajamos un bastión de hombres y mujeres desde hace 25 años. Beneficiar a las poblaciones vulneradas, en sus derechos fundamentales, es nuestra misión y hoy día ofrecemos servicios educativos a más de seis mil niños y niñas de catorce comunidades empobrecidas. Ofrecemos programas de acompañamiento legal, apoyo emocional, alimentación, educación, recreación, servicios básicos de salud y otros procesos que mejoran sus desfavorables condiciones de vida. Trabajamos, además, en el apoderamiento a más de siete mil miembros de sus respectivas familias para hacerlos conscientes y responsables de sus propias necesidades. Esto a través de la capacitación y la sensibilización de temas vitales para su entorno como: la aplicación de los derechos de la niñez, su rol como muros de contención al trabajo infantil peligroso, el cuidado de sus hijos, la trata y el tráfico de personas, la explotación sexual y comercial, entre otros. También los ayudamos en temas como familias sanas, responsabilidad familiar, violencia de género y demás. Aquí hago una acotación. Yo fui banquera 30 años. Se piensa que mientras más millones tenemos en activos más fuertes somos. En esta misión es muy lamentable saber que hay más de seis mil niños en esta condición de riesgo y nuestra esperanza es que Acción Callejera cierre porque no exista un niño en la calle. Venimos de un país pobre con una enseñanza escolar inadecuada, los niños se lanzan a la actividad de labor a destiempo y no hay seguridad social para la vejez. En todos estos aspectos, el panorama dominicano es preocupante por lo que la ciudadanía juega un papel importante para ayudar a estas poblaciones. Los grupos sociales están presentes para sumarlos al servicio. Necesitamos una Agenda Ciudadana en República Dominicana. El Estado invierte poco en los programas sociales y la mayoría de la población gana poco para cubrir sus necesidades. La presencia de niños mendingando es uno de los indicadores de fracasos en nuestra sociedad. En ofrecer puentes dignos de trabajo a muchos adultos y educación adecuada a tantos niños y niñas, adolescentes y jóvenes. Es aquí cuando pregunto a este respetable auditorio, ¿Qué sucede cuando los sistemas fracasan, los convenios se olvidan, la subsidiariedad se confunde, el apoderamiento ciudadano encuentra sus escollos y qué

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