Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común

86 actas del segundo congreso católicos y vida pública sustentar lo que ellas proponen”. Lo relevante aquí no sé si es la idea del “overlapping consensus” entre las diversa doctrinas y visiones del mundo, y del hombre, sino el “uso público de la razón” por parte de esa antropologías articuladas. Es más, según este marco presupuesto, la lealtad democrática depende de aceptar el requisito de la traducción de la argumentación pública desde el punto de vista de la razón pública neutral. La consideración de ciudadanía “plena y de ejercicio” se confiere, por tanto, a quien es capaz –no a quien quiera o no– de traducir sus argumentaciones en el lenguaje de razón pública, incluso de la tecnoestructura política y comunicativa, y por qué no decir educativa. En este sentido habría que preguntarse si la pérdida de lenguajes especializados, al tempo que se construyen otros, no supone una reducción del pluralismo social y una desligación de las raíces contextuales históricas. Vayamos a esta cuestión. J. Habermas propugna que todos los ciudadanos deben tener la libertad para decidir si utilizan el lenguaje religioso en la esfera pública. Si lo utilizan deben aceptar que el potencial contenido de verdad de las afirmaciones religiosas se debe traducir a un lenguaje universalmente accesible. Se constituye, por tanto, un filtro institucional para la depuración de la retórica religiosa. Si a esta depuración de la retórica religiosa le añadimos la espiral del silencio, nos encontramos con el pez que se muerde la cola o con el modelo trampa. Con esta propuesta se consigue que todo contenido de valor y toda decisión ejecutiva sea justificada y sancionada por un lenguaje universalmente accesible sin tener que restringir la diversidad polifónica. ¿Es este proceso simétrico o asimétrico? Los ciudadanos no creyentes están obligados, en principio a no descartar las aportaciones de los creyentes, ni a deslegitimarlas, ni a ridiculizarlas, por principio como vacías o sin sentido o pretéritas. Los ciudadanos creyentes y no creyentes deben encontrarse en el uso público de la razón. Las

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=