Familia: Identidad, Retos y Esperanza

104 actas del tercer congreso católicos y vida pública nuevos límites de fundamentación, pues ni la antropología ni, mucho menos, la teología, han elaborado aún el andamiaje necesario para iluminar la verdad, el significado y la vocación de la masculinidad y de la feminidad. Queda aún mucho camino por recorrer hasta llegar a elaborar una Teología de la masculinidad y feminidad, a pesar de que Juan Pablo II dejó allanado este camino de reflexión en numerosos documentos de su pontificado. 6. quinto reto: el significado y la vocación del cuerpo La crisis del matrimonio, que irrumpe con fuerza en la Modernidad, está vinculada a la pérdida del simbolismo del cuerpo y de la sexualidad. Es verdad que las ciencias humanas pueden abastecernos de muchos datos técnicos y precisos sobre la estructura de la sexualidad humana; pero, el conocimiento del valor personal y teológico del cuerpo humano, su vocación al amor, y el significado teológico que encierra la sexualidad, en su masculinidad y feminidad, sólo se iluminan en plenitud desde la revelación y la Palabra de Dios. La cuestión de la diferencia sexual depende, en último término, del significado del cuerpo y de la sexualidad humana. Ahora bien, el verdadero problema del cuerpo y de la sexualidad humana no se sitúa en el nivel biológico sino hermenéutico. La pregunta central es la siguiente: ¿cuál es el significado fundamental del cuerpo? ¿Qué expresa su lenguaje, el lenguaje de la masculinidad y de la feminidad? La hermenéutica de la corporeidad sexuada se convierte así en el talón de Aquiles de las cuestiones relacionadas con el matrimonio, la familia y, en general, con la acción pastoral y evangelizadora en estos campos. La Teología del cuerpo inaugurada con las catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano está llamada a hacerse precursora y pionera de nuevos caminos, que tanto la investigación teológica como la acción evangelizadora deberán atreverse a recorrer, si quieren llegar a ser realmente eficaces. La persona humana es el principio de unidad de todas las dimensiones que constituyen al hombre. Por tanto, afirmar la “primacíade lapersona” significa reconocerque todas susdimensiones

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