Familia: Identidad, Retos y Esperanza

107 familia: identidad, retos y esperanza la acción, por otra parte nada fácil de conseguir. Nos puede, quizá, una mentalidad excesivamente operativa, que tiende a resolver los síntomas, a fijarse en lo particular, a discurrir en el nivel de la casuística, pero sin llegar a las raíces y al fondo de las cuestiones. El criterio de la urgencia pastoral sigue siendo mucho más notorio y atractivo, sin darnos cuenta de que el criterio de ir al fundamento de los problemas, siendo más lento y difícil, es, en realidad, el que resulta a la larga más eficaz. Con esto no quiero afirmar que no tengamos que trabajar y resolver situaciones, si es que podemos. Me refiero, más bien, a que con nuestra metodología aplicativa y operativa, corremos el riesgo de que todas nuestras acciones pastorales y evangelizadoras se planifiquen siempre como respuesta a problemas particulares, como recetas para sanar situaciones y heridas concretas. Y así, siempre llegaremos tarde, porque estaremos caminando siempre detrás de los problemas. En la pastoral matrimonial y familiar se expresa de una manera particular el corazón de la Iglesia. Un corazón que es el corazón de una madre, no el de una institución o empresa. Y el amor de una madre no se explica: se ve, se adelanta, se pone en marcha sin argumentar con muchas razones, pues se mueve con la única razón del amor. La evangelización de la familia ha de caminar por la vía del testimonio; pero, un testimonio bien fundamentado en una antropología integral, en la experiencia secular de la Iglesia en este campo, y en el fundamento de una roca teológica y doctrinal. Yo suelo decir a muchos matrimonios que la verdadera pastoral matrimonial y familiar consiste en dar envidia. Suscitar en otros el deseo de vivir el amor más bello, el más apasionante y atractivo, aun en medio de no pocas crisis, dificultades, agobios y cansancios afectivos. Aquello de san Agustín, “Ves la Trinidad si ves el amor”, bien puede aplicarse a la familia: “ves la familia si ves el amor”. Espero que estas reflexiones ayuden a resituar y abordar desde la perspectiva adecuada el próximo debate sinodal. Muchas gracias.

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