Familia: Identidad, Retos y Esperanza

122 actas del tercer congreso católicos y vida pública pasados 30 años prácticamente todo el crecimiento en el empleo ha sido en el sector de los servicios. Esta industria se caracteriza por empleos a tiempo parcial con muy pocos o ningún beneficio marginal (plan médico, vacaciones, etc.) Y empleos casuales y estacionales. Esto se debe, en gran medida, a que en la búsqueda de flexibilidad y mayores ganancias, las empresas han aumentado la cantidad de trabajadores a tiempo parcial, quitándole a los empleados estos beneficios marginales. En Puerto Rico, para el periodo de enero a septiembre de 2013, casi una cuarta parte de nuestros trabajadores (24.3%) trabajaban menos de 35 horas semanales. Esto tiene serias repercusiones en la vida y sostenimiento de una familia. Para una gran parte de los jóvenes que entran en el mercado de trabajo hoy día, el empleo, si es obtenible, es inestable e incierto y con mucho menos control de las horas de trabajo. La casualización del mercado de trabajo puede significar que la persona joven no participará en la fuerza a través de un empleo a tiempo completo sino a través de una combinación de trabajo a tiempo parcial y casual. Algunos tienen que llamar al trabajo en la mañana para ver si trabajan ese día. En algunos casos ambos trabajan para mantener el hogar y uno estudia de noche para mantenerse cualificado para el ambiente de trabajo. Esto tiene un severo impacto en el ingreso, en el estilo de vida, en las oportunidades de los jóvenes y en sus expectativas de formar una familia. Además, en estas circunstancias, cómo se pueden planificar actividades que integren la familia como actividades de entretenimiento, cuido adecuado de los hijos, trabajo voluntario, recreación, y planificación de una vida social, sin duda, los cambios en todas estas condiciones económicas impactan adversamente las relaciones familiares. Las dificultades financieras de la pareja presentan otro problema. La sabiduría convencional en cuanto a política social supone que existe un ciclo de vida de la pobreza a través de las etapas de la vida de la familia. La experiencia decía que la gente joven acumula sus recursos (sus chavitos) antes de casarse y de tener hijos; estaban en riesgo de pobreza al nacer los hijos, se recuperaban otra vez al irse los hijos de la casa o cuando comenzaban a contribuir financieramente porque estaban trabajando, y luego podían estar en riesgo de pobreza otra vez en la vejez. Las ayudas públicas estaban fundamentadas en esto. Pero, ¿qué ocurre ahora? A los

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