Familia: Identidad, Retos y Esperanza
140 actas del tercer congreso católicos y vida pública En la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (Juan Pablo II, 1981) San Juan Pablo II, hacía una distinción entre aquellas culturas en las cuales el adulto mayor es respetado, venerado y en las cuales forma parte de los procesos familiares y sociales, mientras que en otras, “sobre todo como consecuencia de un desordenado desarrollo industrial y urbanístico”, se ha marginado grandemente a los adultos mayores ( Familiaris Consortio , Núm. 27). Asimismo, hace un llamado para que “la acción pastoral de la Iglesia estimule a todos a descubrir y a valorar los cometidos de los ancianos en la comunidad civil y eclesial, y en particular en la familia. En realidad, la vida de los ancianos ayuda a clarificar la escala de valores humanos; hace ver la continuidad de las generaciones y demuestra maravillosamente la interdependencia del Pueblo de Dios” ( Familiaris Consortio , Núm. 27). Casi dos décadas después, en el 1999, año dedicado por la Organización de las Naciones Unidas a la Vejez, Juan Pablo II escribe la Carta a los Ancianos , un documento hermoso, sobre todo pensando que el Santo Padre también era un anciano cuando la escribió, detalle que expresa en la carta. En este documento, destaca la importancia de los adultos mayores en todos los aspectos de la vida en sociedad al plantear: “Los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social” (Juan Pablo II, 1999, Núm. 10). De igual forma, plantea que “Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria” (Juan Pablo II, 1999, Núm.10). También, destaca el rol de los abuelos en la evangelización de sus nietos al destacar: ¡En cuántas familias los nietos reciben de los abuelos la primera educación en la Fe! (Núm.13) y les ofrece consuelo a aquellos adultos mayores que se encuentran en una situación precaria por condiciones de salud, soledad, enfermedad u otros motivos (Núm. 13). Más aún, el Santo Padre muestra su aprecio por “todas aquellas iniciativas sociales que permiten a los ancianos, ya el seguir cultivándose física, intelectualmente o en la vida de relación ya el
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