Familia: Identidad, Retos y Esperanza

164 actas del tercer congreso católicos y vida pública y conduce a la dicha del amor y de la caridad 5 . De modo que la esperanza de la Iglesia ha de ser también la esperanza de las familias que más sufren. Se dice que la familia está sufriendo grandes dificultades. Evidentemente: la crisis social y espiritual por la que estamos pasando a nivel mundial, afecta mucho a la vida familiar, puesto que la institución familiar es una realidad dinámica, en permanente cambio en paralelo al desarrollo mismo de la sociedad y de la cultura. Y estos cambios han sido tan acelerados e importantes, que han causado en las familias una gran incertidumbre, han favorecido las crisis y conflictos y les han planteado importantes retos. Como señalaba Benedicto XVI, hemos de poner aceite sobre las heridas , es decir, prevenir para que los problemas de la familia no la rompan: tratar de minimizar los enfrentamientos familiares y potenciar al máximo sus vínculos positivos y afectivos. Sobre este punto de la prevención y cura de las heridas, volveré más adelante. Para ello necesitamos facilitar la comunicación positiva en el seno de la familia: con nuestro marido, nuestra mujer, con nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestros mayores y fortalecer o restablecer los vínculos familiares. Es precisamente en este contexto de prevención de la ruptura y de restablecimiento de vínculos en el que cobra todo su sentido la Mediación Familiar Preventiva. A ello me referiré en breve. En esta ponencia intentaré compartir con todos ustedes algunas reflexiones que den pie al debate acerca de la esperanza y la familia 1. la familia preocupación para la iglesia y el mundo Todos sabemos que la familia es la célula básica de la sociedad, en ella se transmite la vida, es el agente de socialización por excelencia. El medio por el que surge la identidad personal y se construyen y transmiten la cultura, los valores y creencias, las normas y costumbres; la disciplina, el esfuerzo y responsabilidades compartidas. Es el lugar ideal para crecer como persona, ya que nos enseña a vivir en sociedad y a integrarnos en la misma. 5 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1818.

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