119 sinosabedarjaquen, osabrádarmate:elenvésdeloinefablenlamísticateresianaytradicionesafines Varias décadas antes de Jacopone, en su Kitāb ‘anqā muǧrib (el Libro del grifo fabuloso), el murciano Ibn al-‘Arabī también anticipa, en contra de sus difamadores, la defensa de su concepto esotérico de la santidad como la anteposición de la Reina para escudar al Rey y salvaguardar su cuerpo mortal (fa-satartu al-̌sāha bi-l-firzānī ṣiyānatan li-hadhā aljuthmāni).8 Ya en la España del siglo XVI, el franciscano Francisco Osuna, cuyo Tercer abecedario tanto aprovecha la santa gracias a su tío, compara al mundo con un tablero de ajedrez en el que los demonios se entretienen azuzando a los mortales. Estos a su vez (como en la danza macabra) son las piezas de ese juego (los trebejos) destinados después del mate al bolsón de la muerte sin distingos: ¡O!, si conociessen los mortales y mundanos cómo este mundo es juego de axedrez, en que los demonios passan su tiempo y ellos son los trebejos mudados por la mano del demonio, de casa en casa, los unos contra los otros, en diversos estados, hasta que en el bolsón de la muerte los hagan todos yguales y vean cómo lo passado era juego y para ellos muy perdidoso. Francisco de Osuna, Segundo abecedario espiritual (Morcillo Pérez 2004: 37) Incluso en el ámbito inmediato de la vida religiosa femenina en España topamos con otra amante de este juego, sor María de Santo Domingo, la beata de Pedrahíta (nacida ca. 1486), de la cual nos dice su defensor Antonio Peña durante su juicio (Sastre Varas 1991: 369): “Et nichilominus licet opus non sit, ponit etc.: que la dicha soror María, quando algunas vezes bayla y juega al exedrez y haze otras cosas de recreaçión de su spíritu, piensa en cosas diuinas y santas, lo qual se demuestra, porque se suele arrebatar algunas vezes, y, estando ansy arrebatada dize cosas muy santas y diuinales, y prouocativas a grand deuoçión, dando a entender maravillosamente la linpieza de sus pensamientos, que pensaua en el tiempo que más pareçia estar occupada en las tales recreaçiones y juegos, y que menos se 8 Véase a Elmore (1998: 239-240, especialmente la nota 30). ino sabe dar jaque, no sabrá dar mate: l envés d lo inefabl ...
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