16 actas del ii congreso internacional de literatura mística Igualmente, hoy resaltamos que en su alma noble se encuentra otra verdadera luz. Su humildad es manifiesta cuando, en ocasiones, nos pide que recemos por ella, como recientemente, porque nos confesaba que al recibir el honoris causa complutense su alma lo creería excesivo. La ternura de sus gestos también sostienen a todos los que han tenido la suerte de conocerla. Hace pocos días, cuando me bendecía ante mi ansiedad por este momento, me decía: “si te da miedo, me miras, y te sostengo. Y cuando me toque mi conferencia, si tengo miedo, te miro y haces lo mismo”. Cada vez que Luce nos visita en la Universidad, manifiesta sentirse en su casa y sé que lo dice de verdad. Sin embargo, fue a la suya, a su hogar, rodeado por un mar caribeño que se abraza a la inmensidad de los océanos cercanos, que fuimos a dar cuando este Congreso era tan solo un sueño. Fue allí que comenzó esta maravillosa aventura mística. Fue allí, es aquí, y será siempre, que Luce sea un seguro asidero: brindando certezas, equilibrio, complicidad y puro amor fraternal. Han pasado años desde aquellos comienzos, y su amistad solidaria con esta casa de estudios, hermana puertorriqueña de su alma mater riopedrense, no cesa de consolidarse. Gracias, querida y admirada amiga mía, amiga de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, hija de Puerto Rico y del mundo entero. Para mi sorpresa y sobrecogimiento, la Dra. Luce López-Baralt resignificó esta dedicatoria en mi persona, llamándose una “simple ayudante y colaboradora entusiasta” mía. Recuerdo cómo hacía un recuento de los anteriores encuentros, no solo por su valía intelectual intrínseca, sino por haber puesto a la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico a dialogar con universidades de gran prestigio mundial, como la Universidad de Oxford, la Universidad de Harvard, la Universidad de West Chester, la Universidad de Murcia, las Pontificias de Chile, Argentina y República Dominicana, además de la Universidad de la Mística en Ávila, sin olvidar la Universidad de Puerto Rico. Aquí un extracto de su agradecimiento: Agradezco vivamente a la Pontificia Universidad Católica de Puerto
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