245 mística de lo cotidiano: discernimiento ignaciano servicio y alabanza” podrían ser incómodas, pero por su orientación hacia el amor, la fe o la esperanza, entendidos en relación a Dios, sabemos que son camino de purificación y unión con Dios mismo. Ignacio define la desolación en contraste a lo mencionado arriba de la siguiente forma: llamo desolación todo el contrario de la tercera regla; así como escuridad del ánima, turbación en ella, moción a las cosas baxas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor, hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor. Porque así como la consolación es contraria a la desolación, de la misma manera los pensamientos que salen de la consolación son contrarios a los pensamientos que salen de la desolación.13 Aquí se encuentran varios contrastes claros con la definición de la consolación arriba como: “triste” en vez de “Leticia14”; “agitaciones” en vez de “pacificándola y quietándola”; “como separada de su Criador y Señor” en vez de “inflamarse en amor de su Criador y Señor” y aún más claramente en cuanto a las virtudes teologales: “todo aumento de esperanza, fe y caridad” en vez de “moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor”. Estos contrastes son descripciones altamente útiles para que la persona misma o un acompañante puedan nombrar, y distinguir lo que seguido en la vida espiritual se experimenta y es difícil de comunicar. Esta herramienta lingüística o epistemológica es precisamente lo que permite a Ignacio desarrollar un lenguaje de la experiencia de Dios que no es poético, como sucede a menudo cuando un místico intenta plasmar su experiencia espiritual, pero de esto se hablará más adelante. Por ahora nos interesa el poder nombrar y contrastar la experiencia de consolación y desolación para entender el proceso del discernimiento ignaciano. Un poco menos conocida que las descripciones anteriores, presentadas en las diferentes versiones de los EE. EE. es la descripción de la consolación y desolación por san Ignacio en el directorio autógrafo, 13 Ibid. [317] 14 Del latín Letitia, o gozo.
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