248 actas del ii congreso internacional de literatura mística En cuanto a la vivencia mística de san Ignacio podría listarse de su diario espiritual algunas experiencias o dones místicos, gracias al P. Victoriano Larrañaga, SJ19. Algunos de los siguientes ya Ignacio los incluye en sus descripciones de la consolación, otros son más particulares, pero al ver su conjunto no queda duda de la riqueza de la vida mística de san Ignacio: lágrimas, gozo y reposo espiritual, consolación intensa, elevación de mente, impresiones e iluminaciones divinas, intensión de fe, esperanza y caridad, gustos y sentidos espirituales, inteligencias y visitaciones espirituales, mociones intensas, visiones, loqüela20 interna y externa, acatamiento reverencial, réplicas espirituales, tocamientos, recuerdos, ilucidación del entendimiento por la virtud divina21, inflamación en amor, consolación sin causa precedente, devoción crecida y amor intenso, Leticia interna que llama y atrae a las cosas celestiales, quietud y pacificación del alma en su Criador y Señor, internas noticias y divinas inspiraciones. Inclusive en esta lista se puede observar lo que el lingüista y autor de espiritualidad José García de Castro dice: “Ignacio va en busca de la precisión como opción lingüística fiel a la experiencia.”22 Esta precisión en el lenguaje de la experiencia sacrifica la belleza estética y poética que los escritos de san Juan de la Cruz y tantos otros comunican. No cabe duda de que el uso del lenguaje de estos dos grandes místicos contemporáneos “logran la unidad entre significante y significado provocando en el lector la creación de un horizonte trascendente”23. Sin embargo, la limitación inescapable de este tipo de lenguaje es precisamente su fuerte: el uso del “símil, la metáfora, la metonimia o el símbolo”24. La interpretación del texto reside fuertemente en la capacidad del lector de entrar en las imágenes y 19 Larrañaga, V., Obras completas de san Ignacio de Loyola. 1 : Autobiografia y Diario espiritual, Biblioteca de autores cristianos, Madrid 1947, 129, nota 89. 20 “Tal como la describe Ignacio, la locuela es un don divino intrínsecamente asociado a la Eucaristía. Beirnaert (1987) sugiere relacionar esta audición a la experiencia primeriza infantil del uso y comprobación de las palabras en su resonancia externa y su significación interna. … ” de Thió, S., “Loqüela”, en Diccionario de Espiritualidad Ignaciana, Grupo de Espiritualidad Ignaciana (ed.), Mensajero —Sal Terrae, Bilbao— Santander 2007, 1141-1143. 21 Podría entenderse, del español de la época de Ignacio, como una iluminación o claridad de la mente inspirada por Dios. 22 García De Castro, J., Semántica y mística. El diario espiritual de San Ignacio de Loyola, Miscelánea Comillas 59 (2001), 224. 23 Ibid. 223. 24 Ibid. 224
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