25 EscuchandoasanJuandelaCruzcantardesdelacimavertiginosadelÉxtasismÍstico remanso de gozo eterno, aunque por su Trinidad es a su vez actividad eterna, eterno movimiento: este reposo y este movimiento subsisten perpetuamente. Intentando explicar de alguna manera estos misterios, el maestro de Grosendaal compara la vivencia directa de este amor dinámico de Dios con “un brasero de carbones encendidos” que hacen “saltar chispas refulgentes, llameantes” (Ruusbroec 1985: 578)4. Por cierto, santa Hildegarda había preludiado en su Scivias la actividad incesante del seno de Dios, propia de la vivencia del éxtasis, que le permite acceso a secretos espirituales insondables. Aunque el testimonio de la santa no es trinitario, sí nos da noticia de que ha experimentado un conocimiento ilimitado en el seno de Dios: ... una luz ígnea [...] se derramó como una llama en todo mi cerebro, en todo mi corazón y en todo mi pecho. [..] Y de pronto comprendí el sentido de los libros, de los salterios, de los evangelios y de otros volúmenes católicos [...] aun sin conocer la explicación de cada una de las palabras del texto, ni la división de las sílabas, ni los casos, ni los tiempos (Hildegarda de Bingem (001: 180). En su “Oración I”, George Herbert se refiere a su vez a la tesitura inaprensible de esta danza giratoria de amor y luz divinos renovada a cada instante. Admite que lo ha dejado afásico y que solo puede celebrarla con encendidos dislates: “The milky way, the bird of Paradise, / Church-bells beyond the stars heard, the soul’s blood, / The land of spices; something understood” [“La Vía Láctea, el ave del Paraíso, / campanadas de Iglesia escuchadas más allá de las estrellas, la sangre del alma, / la tierra de las especies; algo entendido al fin” 5. Ya en el siglo XX, Thomas Merton confiesa que ha sabido por experiencia que Dios no es estático, sino movimiento puro, fiesta embriagada y suavísimamente tumultuosa. En su ensayo Entering the Silence, el contemplativo norteamericano trata de balbucear algo de la noticia insondable de estas manifestaciones divinas en delicadísimo 4 Para más sobre este dinamismo trinitario de la mística renano-flamenca, cf. los numerosos estudios de Teodoro H. Martín, traductor y editor de los místicos renano-flamencos; en especial Martín 1985 y 1989 y López-Baralt 2005. 5 (https://www.poetryfoundation.org/poems/44371/prayer-i). e chando a s ju n de la c uz cantar desde la cima...
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