Actas del III Congreso Internacional de Mística

41 "tumismaereselaposentodondeÉlmora(cb1,7).eldescubrimientodelainterioridad misma res el aposento d nde él mora (cb 1, 7)... de tantas maneras experimentamos, pero que no se deja encasillar5. Es la grandeza del ser humano que, si reducido únicamente a una dimensión biológica, material, neuronal o psíquica, pierde la dimensión más profunda de su intimidad, identidad, posicionamiento, dignidad. Desde esa interioridad somos capaces de dar sentido, de ponernos en búsqueda, de abrirnos a una percepción más profunda y real de lo que nos rodea. Y por eso su cuidado es imprescindible, no solo para el desarrollo de una experiencia mística o espiritual, sino para un crecimiento humano saludable. una interioridad habitada La concepción de la persona humana como un ser habitado por la divinidad ha constituido uno de los grandes descubrimientos experienciales de la auténtica religión. Con una mayor o menor conciencia del hecho en sí, lo cierto es que hay una confluencia en la comprensión de la realidad mística como un encuentro con el Misterio que, aun confesándose tantas veces como realidad trascendente, sin embargo, se vuelve inmanente a la conciencia abierta a la experiencia (dimensión que en gran medida se ve favorecida en el cristianismo por su visión de un Dios personal y cercano). La experiencia de Dios vivida por Teresa de Jesús6 y Juan de la Cruz7, y por tantos otros, es lo que los ha llevado a una toma de conciencia fundamental: si una experiencia mística es posible, es porque en el hombre existe esa potencialidad que se identifica con ser el lugar mismo donde Dios habita8. Este descubrimiento lo han expresado de maneras muy diferentes, aunque siempre en referencia a la antropología bíblica: el hombre imagen y semejanza de Dios, el hombre morada de Dios, el hombre 5 Siempre me ha llamado la atención una cita del filósofo francés Bergson, quien, hablando de la lectura de los místicos, decía que aun cuando no los entendamos, provocan en nosotros una atracción porque en el fondo sentimos que están hablando de algo que también nos afecta a nosotros. 6 Seguimos la edición de las obras completas del P. Tomás Álvarez: TERESA DE JESÚS, Obras Completas (M.E.C. 1), Ed. Monte Carmelo, Burgos 19978. (Usamos la sigla V para referirnos al Libro de la Vida, y la sigla M para Moradas) 7 Citamos los escritos sanjuanistas siguiendo la edición preparada por Eulogio PACHO: JUAN DE LA CRUZ, Obras completas, Ed. Monte Carmelo, Burgos 1982. (Usamos la sigla CB para citar el Cántico Espiritual en su segunda redacción). 8 Así lo expresa Teresa en Las Moradas (1M 1, 1) y Juan de la Cruz en el Cántico Espiritual (CB 1, 6-7).

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