Actas del III Congreso Internacional de Mística

45 "tumismaereselaposentodondeÉlmora(cb1,7).eldescubrimientodelainterioridad al sujeto, incluso, para vivir realizado allá donde emergen realidades totalmente contrarias al humanismo16. Pero esa felicidad, realización interior y plenitud, nunca se cierra en el sujeto que la experimenta. Ello lo lleva a una percepción diferente del otro, como sujeto también amado por Dios. Y, de hecho, tanto Teresa como Juan nunca dejarán de insistir en que la muestra más auténtica de una verdadera experiencia de Dios es el crecimiento en el amor a los otros17. La mística auténtica nunca se encierra en el sujeto, sino que siempre tiene una incidencia positiva y transformadora en el ambiente donde vive. Esta dimensión ética y política de la mística verdadera, parece contradecir las tendencias actuales. Hay un renacer, ¡cómo nunca!, de la mística y de la lectura de los místicos. ¿Por qué ciertos movimientos pseudomísticos se han abierto tanto camino en la sociedad actual a pesar de la aparente descreencia o incremento del ateísmo? Quizás porque el anhelo profundo que llevamos dentro no nos deja conformarnos con una simple vida material. Quizás porque la sed de infinito forma parte de nuestra propia naturaleza18. Para los místicos cristianos, esa “sed” es la que nos empuja a buscar más allá, la que nos dice que solo con el infinito puede ser saciada nuestra necesidad. Juan de la Cruz precisa que, si el hombre desea su plenitud, mucho más la desea Cristo para el hombre. Él no deja al hombre que camine solo: si hay disposición, tarde o temprano se realizará el encuentro19. La conclusión parece evidente: todos podemos ser místicos y necesitamos serlo. Porque solo el encuentro interior con uno mismo y con el Dios que nos habita colma de valor y plenitud nuestra vida. 16 En este sentido resulta paradigmático el mismo ejemplo de Juan de la Cruz, quien en los meses pasados en la cárcel conventual de Toledo, donde fue vejado y privado de todo, escribió el Cántico Espiritual, considerado el más bello poema de amor que nunca se haya escrito. 17 En Teresa ver: 5M 3, 8 y 7M 4, 6. Y en Juan de la Cruz: CB 13, 12, CB 29, 2-3. 18 ¿Y no es esa sed de infinito la que nos invita a buscar algo más? No quiero meterme en una discusión antropológica que ha encontrado tantas posiciones a favor y en contra. Me remito simplemente a la experiencia que de una u otra forma todos vivimos y anhelamos. ¿No es eso, quizás, la chispa que nos habla de que el hombre necesita algo más? ¿No es eso la certeza de que el hombre puede ser místico si potencia su ser más profundo? 19 Cf. CB 22, 1. misma res el aposento d nde él mora (cb 1, 7)...

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