55 laexperienciamísticaayeryhoy:reflexionesdesdelassagradasescrituras año en que murió el rey Ozías, Isaías tuvo una visión del Señor sentado en su trono y a un grupo de ángeles adorándolo (6, 1-4). Debido a que en el pasaje se menciona el “Templo”, así como también “los quicios de las puertas”, la “casa” y el “altar” (6, 4.6), es posible que la visión haya tenido lugar en el recinto sacro de Jerusalén. La probabilidad aumenta cuando se constata que el contenido de esta visión se asemeja a una liturgia en la que, inclusive, aparecen “serafines” volando y “alabando al Señor” (6, 2-4). Aunque en medio de la visión Isaías expresa su temor de haber visto a Dios, por ser un hombre de labios impuros, entiéndase, pecador (6, 5) un serafín vuela hacia él y lo purifica tocando su boca con un carbón encendido (6, 6-7). En el trance, Isaías, quien se siente interpelado ante una pregunta del Señor (“¿A quién enviaré?”), se ofrece como voluntario a proclamar un oráculo de condenación (6, 8-13). Hay varios elementos de este pasaje que son pertinentes para este análisis. Al igual que el relato de Moisés, el ministerio de Isaías, y particularmente este episodio, puede ubicarse con cierta certeza dentro de la historia de Israel. De acuerdo con el relato, la visión tuvo lugar durante la muerte de Ozías, o sea, probablemente en el año 740 a.C., poco antes de la guerra siro-efraimita. Este fue un período convulsionado donde las alianzas políticas y las infidelidades religiosas fueron interpretadas como las causas que precipitaron la catastrófica ruina de Israel y la deportación de sus habitantes a Siria. La experiencia de Isaías queda enmarcada y tiene como trasfondo estos turbulentos acontecimientos. Mediante la visión de Isaías, Dios se involucra en la historia y toma partido en un intento, fallido, por prevenir las decisiones del rey Ajaz. Por un lado, al igual que en los casos de Abraham y Moisés, la descripción del acontecimiento contiene elaborados y simbólicos elementos visuales. Sin embargo, a diferencia de aquellos, este no tiene lugar a la intemperie, sino dentro de un recinto sacro. Por otro lado, al igual que Moisés, la reacción de Isaías es de sobresalto y temor (cf. Is 8, 12-13) aunque a diferencia de aquel (cf. Ex 3, 11-4, 17) Isaías no pone resistencia a emprender la misión que Dios le quiere confiar. Finalmente, al igual que en los casos anteriores, la experiencia de Isaías constituye el fundamento de su ministerio en Israel. experiencia mística a er y hoy: reflexion s...
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