91 notodoesmística:elfenómeno,suespejismoyalgunosexponentesenelmundohispánico aconsejaba san Juan de la Cruz y lo quise rechazar, para no equivocarme con nada falso. Y aunque lo rechazaba, aquello crecia mas. (Todo esto muy rapido, como dije). Y esto paso de ser una paz muy sabrosa a un deleite muy grande, un placer inmenso, que se iba haciendo cada vez mas inmenso hasta ser intolerable. Y sentí que me decia, me comunicaba sin formularlo en palabras: «Esto es lo que yo queria desde hace tanto tiempo. Ahora si ya nos unimos». Y mi alma se sentia sucia, se sentia avergonzada. Mientras que cada vez me apretaba mas, era abrazado mas y mas fuerte por el placer sin limite. Y entonces le dije que no me diera mas placer porque me iba a morir. Ya me dolia mucho. Si me hacia gozar mas me mataba. Y me parece que aumento todavia un poquito mas y ya ceso. Quedandome aturdido. Anonadado. Y sentí que ya mi vida iba a cambiar completamene. Y recuerdo muy bien que pensé que yo iba a sufrir mucho: me vi a mi mismo en la imaginacion como que tuviera una corona de espinas. Y es porque iba a hacere cualquier clase de locura. Y es porque estar teniendo toda la vida una cosa como esa era como para aguantar cualquier sufrimiento. En esas dos cosas me equivoque. En cuanto a los sufrimientos, y en cuanto a que eso lo iba a estar teniendo toda la vida: no se me ha vuelto nunca a repetir. (89-90) En esta experiencia extraordinaria se homologan Dios y el dictador, superpuestos en virtud del poder reciproco de los regentes victoriosos sobre la consciencia de Cardenal, abrumada con «las estridentes sirenas de la caravana de Somoza». Confiesa, sin ambages, su derrota absoluta y una segurisima subordinacion total: «me sentí abatido hasta el fondo del abatimiento. [...] Entonces me rendí a Dios» (88-89). En el momento preciso de las capitulaciones espirituales, una suerte de vacio «cosmico», de pobreza interior, precede a «un vientecillo» de paz ignaciana que paulatinamente se le torna en «un deleite muy grande, un placer inmenso, que se iba haciendo cada vez mas inmenso hasta ser intolerable» (89). Asegura, ademas, el regalo de un habla intelectual: «Y sentí que me decia, me comunicaba sin formularlo en palabras: ‘Esto es lo que yo queria desde hace tiempo. Ahora si ya nos unimos’» (89). Acto seguido, cita el pasaje mas hermoso de su Vida en el amor (1979) que comporta una reescritura literaria exenta de alusiones al hecho todo e mística: el fenómen , su espejismo y algunos...
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