92 actas del ii congreso internacional de literatura mística historico por motivos de decoro y deferencia al Autor de la vivencia; sin embargo, reproduce la version poetica, a caballo entre el testimonio y la reescritura literaria, que publico en Telescopio en la noche oscura con la justificacion de que, en anos recientes, se sentia «con mas libertad para relatarlo» (90-91): Cuando en aquel mediodia del 2 de junio, un sabado, Somoza Garcia paso como rayo por la Avenida Roosevelt sonando todas las bocinas para espantar el trafico, en ese mismo instante, igual que su triunfal caravana así triunfal tu tambien entraste de pronto dentro de mi y mi almita indefensa queriendo tapar sus verguenzas. Fue casi violacion, pero consentida, no podia ser de otro modo, y aquella invasion del placer hasta casi morir, y decir: ya no mas que me matas. Tanto placer que produce tanto dolor. Como una especie de penetracion. (Cardenal, 1993, 67-68) En este poema con ribetes místicos acerca de la experiencia de conversión, es curioso que subyazga la reminiscencia del epigrama redactado entre 1950 y 1956: De pronto suena en la noche una sirena de alarma, larga, larga, el aullido lúgubre de la sirena de incendio o de la ambulancia blanca de la muerte, como el grito de la cegua en la noche, que se acerca y se acerca sobre las calles y las casas y sube, sube, y baja y crece, crece, baja y se aleja creciendo y bajando. No es el incendio ni la muerte: Es Somoza que pasa. (Cardenal, 2001, 26) Conociendo ya el relato testimonial tardio de Cardenal, queda claro que su primer intento de comunicacion aposto por la reelaboracion literaria en el pasaje más hermoso de su Vida en el amor:
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