Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

10 actas del cuarto congreso católicos y vida pública nos permite inquirir, de manera muy íntima y personal cómo es nuestro discipulado. También es respuesta porque escucharemos testimonios de personas que en realidades muy complejas desempeñan sus acciones diarias y ordinarias desde la perspectiva de la Buena Nueva que Jesús nos trae. Hace dos años escribí una columna para el Semanario de la Iglesia Católica en PR “El Visitante” titulada Moral Social. Presenté en esa ocasión algunos pensamientos de San Alberto Hurtado, SJ plasmados en su libro Moral Social. Lo planteado por San Alberto tiene mucho que ver con los temas de este Congreso. Comienzo con una cita de Hurtado “¿Cuál es la misión de mi Patria? ¿Cómo puede realizarla? ¿Cómo puedo colaborar a ella? Esto reclama de todos un hondo sentido social, uno de los que más falta en nuestros días”. En América Latina muchas personas reconocen en Chile un modelo de sociedad a seguir por su desarrollo económico y humano. Esa no era la situación imperante cuando San Alberto escribió este libro para la década de los cuarenta. Veamos tres elementos planteados por Hurtado en otro de sus libros “Humanismo Social” sobre el rol de los políticos en la realización de la misión de la Patria. En primer lugar: que los políticos tuvieran como norte los intereses de la Patria “A los políticos quisiéramos los simples ciudadanos verlos de cabeza en los intereses de la Patria, estudiando con pasión los medios de hacerla progresar, de solucionar sus hondos problemas: ¿cómo instruir nuestra masa de analfabetos?; ¿cómo hacer servir mejor a las necesidades nacionales nuestra educación?; ¿cómo mejorar la formación de nuestros maestros?; ¿cómo disminuir la mortalidad infantil?; ¿cómo alimentar nuestra población desnutrida?; ¿cómo dar en realidad de verdad pan, techo y abrigo a nuestro pueblo? Quisiéramos verlos hacer un examen de conciencia nacional sobre el presupuesto y revisar partida por partida los gastos nacionales”. En segundo lugar, que los políticos establezcan la centralidad de la fiscalización administrativa, hoy diríamos transparencia, en su gestión “La fiscalización administrativa es indispensable, con tal que sea realizada con alto espíritu público, con la mirada puesta en la Patria, más que en los intereses del propio partido o en la combinación que representa. Si el mal está en las propias filas, que sea denunciado con tanta fuerza y vehemencia como si estuviera en las adversas y si el mal lo comete un adversario que la crítica no obedezca a otro fin que al bien público, no

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