Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
100 actas del cuarto congreso católicos y vida pública de promoción humana. El ideal del Cristianismo pide de la religión que sea religión, sin contaminaciones, y que la organización política retenga su responsabilidad y actúe desde la relativa independencia 15 . Ambas confluyen, dada la condición religiosa y social del hombre, en procurar su bien completo. El Cristianismo conquista una esfera de libertad –para adherirse a la verdad– que caracteriza la historia de Occidente, y de esta forma humaniza la democracia, la encauza hacia el bien común, y no busca el poder o su alianza. Sin embargo, cuando la democracia, aupada e inflada en su superioridad, usurpa la categoría de bien absoluto sin que someta a nada sus pretensiones, olvida la enseñanza de San Agustín: “Sin justicia, pues, ¿qué son los reinos, sino inmensas cuevas de bandidos?” 16 . De ahí, entonces, unos sepreguntan: ¿paraquéDios? Algoasí lapretensión de Comte, de que “los siervos de la humanidad” expulsen “a los siervos de Dios”, arrancándolos de raíz de cualquier control sobre los asuntos públicos, en cuanto que son incapaces de ocuparse verdaderamente de tales asuntos o de comprenderlos con propiedad” 17 . Benedicto XVI ha denunciado este pensamiento de nuestros días –no siendo, por algunos, hoy PuertoRico la excepción– cuando ha expresado contundentemente en el 2008, ante la Organización de las Naciones Unidas: “Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe– para ser ciudadanos activos (…). No se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan a la construcción del orden social (…). El rechazo a reconocer la contribución a la sociedad que está enraizada en la dimensión religiosa y en la búsqueda del Absoluto –expresión por su propia naturaleza de la comunión entre personas- privilegiaría efectivamente un planteamiento individualista y fragmentaría la unidad de la persona” 18 . ¿Acaso hoy en Puerto Rico no estamos comenzando a ver las mismas pretensiones de Comte, de “expulsar a los siervos de Dios” de la vida 15 R. Navarro Valls, “Introducción” en Estado y Religión . Textos para una reflexión crítica, 2ª ed., Ariel, Barcelona, 2003, pp. 10-11. 16 Ciudad de Dios , libro IV, cap. IV.4. 17 Cit., en D. De Marco y B.D. Wiker, Arquitectos de la cultura de la muerte, pp. 140-141. 18 Discurso de Benedicto XVI ante la Asamblea General, 18 de abril de 2008. Cfr. R. Palomino, “Laicidad, laicismo, ética pública”, pp.70-72.
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