Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
109 democracia: transparencia, participación y bien común insuficientes o incorrectas, y al difundido desinterés por todo lo que concierne a la esfera de la vida social y política: piénsese, por ejemplo, en los intentos de los ciudadanos de «contratar» con las instituciones las condiciones más ventajosas para sí mismos, casi como si éstas estuviesen al servicio de las necesidades egoístas; y en la praxis de limitarse a la expresión de la opción electoral, llegando aun en muchos casos, a abstenerse. Como punto final, es fundamental insistir en que la participación de la Iglesia como institución y la nuestra como piedras vivas suyas en la vida social son necesarias por dos aspectos fundamentales que considera la doctrina social. La primera porque reivindica la propia fe y el derecho a vivirla y practicarla. La segunda, porque le da contenido y sentido a todos los demás derechos y al ordenamiento social mismo. Al respecto indica Benedicto XVI en Caritas in Veritate: La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política. La doctrina social de la Iglesia ha nacido para reivindicar esa «carta de ciudadanía» de la religión cristiana. La negación del derecho a profesar públicamente la propia religión y a trabajar para que las verdades de la fe inspiren también la vida pública, tiene consecuencias negativas sobre el verdadero desarrollo. La exclusión de la religión del ámbito público, así como, el fundamentalismo religioso por otro lado, impiden el encuentro entre las personas y su colaboración para el progreso de la humanidad. La vida pública se empobrece de motivaciones y la política adquiere un aspecto opresor y agresivo. Se corre el riesgo de que no se respeten los derechos humanos, bienporque se les priva de su fundamento trascendente, bien porque no se reconoce la libertad personal.17 San Juan Pablo II pone en ello el sentido de la verdadera realización humana y de la cultura: Toda la actividad humana tiene lugar dentro de una cultura y tiene una recíproca relación con ella. Para una adecuada formación de esa cultura se requiere la participación directa 17 N. 56.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=