Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

114 actas del cuarto congreso católicos y vida pública Moro se comprometió con una nítida visión de la política, de la democracia, y de la consolidación del Estado de Derecho en Italia. Como él mismo habría de proclamar desde el título de una de sus obras, Italia era una “democracia incompleta” porque no se había producido la alternancia en las responsabilidades ejecutivas. Y, considerando que esa alternancia vendría precedida por la aceptación de los compromisos europeos y atlánticos de Italia por todas las fuerzas partidarias, como así habría de producirse, así como por la integración de todas las fuerzas sociales dentro del sistema democrático, la alternancia representaría la definitiva consolidación de la democracia, y la Democracia Cristiana dejaría estar “condenada a gobernar” 2 . Como es natural, la visión de Moro no era compartida por los enemigos del Estado de Derecho. El 16 de marzo de 1978 Aldo Moro fue secuestrado muy cerca de su casa, en la Via Fani romana. Los integrantes de su escolta fueron asesinados cruelmente. Y, tras la reivindicación de la autoría por las Brigadas Rojas, una organización terrorista de ideario marxista-leninista, comenzó un auténtico calvario que se prolongó durante 55 días, en los que Moro escribió casi cien cartas 3 , y en donde sólo una persona ofreció a los secuestradores su vida en canje por la de Moro: su antiguo maestro, y desde el 21 de junio de 1963 el obispo de Roma, Pablo VI, quien en un conmovedor mensaje, el 22 de abril de 1978, después de 38 días de secuestro, pidió a los “hombres de las Brigadas Rojas”, “de rodillas”, que liberaran “sin condiciones” a Aldo Moro. El Papa calificaba a Moro en su comunicado como “un hombre bueno y honrado, a quien nadie puede inculpar de ningún delito ni acusar de poca sensibilidad social, o de no haber estado al servicio de la justicia social y de la civil y pacífica convivencia”. El Papa se dirigía a los terroristas “en este nombre supremo de Cristo, que a buen seguro no os es desconocido a vosotros, adversarios ignotos e implacables de este hombre digno e inocente”. Bueno, honrado, digno e inocente eran los calificativos que el Papa Montini adjudicaba a Moro, con toda su autoridad y con todo su conocimiento, añadiendo a los secuestradores que “rezando y también amándos siempre” 4 . 2 MORO, A.: La democrazia incompiuta. Attori e questioni della politica italiana 1943-1978. A cura di Andrea Ambrogini. Introduzione di Giovanni Moro. Roma .1999, pp. 132 y ss. 3 MORO, A.: Lettere dalla prigionia. A cura di Miguel Gotor. Torino. 2008, pp. 49 y ss. 4 GIOVAGNOLI, A.: Il caso Moro. Una tragedia repubblicana. Milano. 2005, pp. 195 y ss.

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