Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
119 democracia: transparencia, participación y bien común hacer política. Porque hacer política es dar. Desde san Pablo sabemos que “hay más felicidad en dar que en recibir”. Y también la madre Teresa de Calcuta, cuando decía de sí misma que era una gran egoísta porque hacía lo que hacía para sentirse bien, nos recordaba que el donarse salva, evocando a un colaborador hinduista a quien preguntó una vez qué era un cristiano, recibiendo como respuesta “un cristiano es una persona que se da”. Pero nuestro deber como cristianos es traducir nuestras creencias y convicciones en el ámbito civil, construir un discurso o, como se dice ahora, diría que de manera un tanto cursi, un “relato” político de la solidaridad cristiana, y ponerla en acción. En una ocasión Robert Francis Kennedy, entonces senador por Nueva York, se enfrentó a una pregunta de su hijo David: “¿qué es un político, papá?” La respuesta era y sigue siendo antológica, cincuenta años después. “un político es una persona que se da”. Arthur M. Schlesinger Jr. recordaba ya la profunda identidad cristiana que daba sentido al compromiso público del candidato presidencial demócrata trágicamente asesinado tras su victoria en las primarias de California, el 5 de junio de 1968 9 . Y eso explica que su respuesta resulte intercambiable con la definición de cristiano pronunciada en Calcuta. Si, cada vez que encendemos el televisor, nos preguntamos si, al otro lado de la pantalla, el político pretende vivir por y para la política, y no de ella, seguramente empezaremos a encontrarnos con formidables testimonios cristianos. Pero la mera donación no basta. La historia nos aporta terribles testimonios de políticos volcados en la entrega a sus conciudadanos, y denotados por una muchas veces legendaria honestidad. Políticos que con la perfecta coherencia del fanático perseguían y aniquilaban a sus enemigos, por cierto, los cristianos, por amor al supuesto bien público, desde Robespierre a los esbirros de Stalin 10 . No resulta difícil detectar hoy a los nuevos “guardianes del alma de la República” que describía Georges Bernanos en sus Diálogos de carmelitas , a honestos ciudadanos idealistas. Idealistas, pero sectarios. No son demócratas y no creen en la alternancia democrática, y en la necesaria existencia del otro, sino en la destrucción del adversario, para ellos su enemigo. No buscan, como Antonio Machado en sus Proverbios y Cantares, al “complementario, que 9 SCHLESINGER, A, M. Jr.: Robert Kennedy and his times. New York. 1990, pp. 47 y ss. 10 GROSSMAN, V: Todo fluye. Barcelona. 2009, pp. 201 y ss.
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