Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
121 democracia: transparencia, participación y bien común al Círculo de Kreisau, el obispo Von Galen o La Rosa Blanca en Alemania, pasando por Giuseppe Dossetti o Paolo Emilio Taviani en Italia? ¿Hemos optado por ignorar el testimonio de los políticos encarcelados, torturados o asesinados por ser cristianos, de Alcide de Gasperi a Aldo Moro, pasando por Robert Schumann, Gilbert Dru, François de Menthon, John Kennedy, o Robert Kennedy? ¿Recordamos hoy que quiénes devolvieron la democracia a Europa occidental, y la consolidaron, y pusieron enmarcha la construcción europea, a partir de 1945, como Alcide de Gasperi, Robert Schumann, Konrad Adenauer, Joseph Bech, Gastón Eyskens, o Joseph Luns, eran cristianos? ¿Podemos incluso prescindir de la constatación de que eran también cristianos como Helmut Kohl, Bronislav Geremek, Tadeusz Mazowiecki o József Antall quiénes devolvieron la democracia a Europa central y oriental a partir de 1989? Al contrarioqueel admiradocolegaBayrou, católico, hombredeLetras y bearnés, yo diría que los cristianos no tenemos un problema de ideas, ni de vigencia de las propuestas, ni de validez de los canales, ni de ausencia de identidad o de cultura política. Tenemos un problema de narrativa, como dice uno de los grandes pensadores españoles del cristianismo y de la comunicación, José Francisco Serrano Oceja. Y tenemos un problema de liderazgo. O, mejor dicho, de disposición al ejercicio de un liderazgo denotado por una explícita identidad cristiana. Henri Hude, en su maravilloso libro sobre la ética “de los que deciden”, es decir, sobre la ética de los líderes, enumeraba muchos renglones definidores de esa ética del cristiano que, en cuanto tal, comparece en la vida pública 13 . Me gustaría detenerme sobre tres de ellos: el coraje, la dignidad y el respeto, como requisitos de lo que demanda, hoy, la existencia del bien común y, en definitiva, la audacia de ser cristiano., 3. coraje, dignidad y respeto, requisitos cristianos para la existencia del bien común, y para entender la política como homenaje a la verdad y a la belleza de la vida Cabe entender el coraje como la voluntad constante de servir a 13 HUDE, H.: L’Éthique des décideurs. Paris. 2004, pp. 175 y ss.
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