Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
145 democracia: transparencia, participación y bien común Abogadoy jueznotable, fue elegidoparlamentarioen1504, emprendiendo a partir de aquel momento una brillante carrera política durante el reinado de Enrique VIII: diplomático, miembro del Consejo de la Corona, magistrado en diversos tribunales, Vicetesorero, y en 1523 llegó a ser portavoz en la Cámara de los Comunes. Estimado por su indefectible integridad moral, la agudeza de su ingenio, su carácter alegre y erudición extraordinaria, en 1529 el rey le nombró Canciller del Reino. Tomás afrontó entonces un período extremadamente difícil, esforzándose en servir con lealtad a su rey y a su país. Sin embrago, en 1532, no pudo en conciencia dar su apoyo al proyecto de Enrique VIII de asumir el control sobre la Iglesia en Inglaterra y al divorcio de Catalina de Aragón, por lo que renunció al cargo de canciller, aceptando con su familia la pobreza y la pérdida de prestigio social. En 1534, el rey lo hizo encarcelar en la Torre de Londres. El proceso al que fue sometido constituyó una apasionada apología de las propias convicciones sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio jurídico inspirado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el Estado. Condenado por el tribunal, fue decapitado. Restablecida la jerarquía católica en Inglaterra tras siglos de persecución y discriminación, se hizo posible iniciar las causas de canonización de numerosos mártires. Tomás Moro fue entonces beatificado por el papa LeónXIII en1886, junto conotros 53mártires, entre los que se encontraba el obispo Juan Fisher; y posteriormente ambos fueron canonizados por Pío XI en 1935, con ocasión del IV centenario de su martirio. Son muchas las razones a favor de la proclamación de Santo Tomás Moro como Patrono de los gobernantes y de los políticos. Entre otras que nos recuerda San Juan Pablo II: “la necesidad que siente el mundo político y administrativo de modelos creíbles, que muestren el camino de la verdad en un momento histórico en el que se multiplican arduos desafíos y graves responsabilidades.” En efecto, en el contexto histórico actual es útil volver al ejemplo de Santo Tomás Moro, que se distinguió por su constante fidelidad a las autoridades y a las instituciones legítimas, sin que pretendiera servir al poder, sino al supremo ideal de la justicia. Santo Tomás Moro también inspiró a los constructores de la Europa de la posguerra mundial a
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