Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

23 democracia: transparencia, participación y bien común confinar el sentido religioso y lamisión eclesial al dominio de lo “privado”? dad al césar lo que es del césar y a dios lo que es dios Pues bien, desde el “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, el mensaje evangélico ha puesto un fundamento imprescindible para la democracia. La Iglesia perseguida de los mártires ha expresado el testimonio de los cristianos de adorar al único Dios verdadero; no se adora al emperador ayer, ni hoy a las diversas idolatrías y sacralizaciones explícitas o vergonzantes del poder mundano. El Evangelio ha desacralizado la política y ha asentado la distinción entre comunidad política y comunidad religiosa, aunque desde tiempos “constantinianos” la Iglesia católica afirmó durante muchos siglos la alianza entre trono y altar, realidades reconocidas ciertamente como diversas y por lo general con relaciones tensas y tumultuosas. La Cruz llegó junto con la Espada a tierras del Nuevo Mundo, pero pronto resultó ser profética autocrítica de la conquista y de la opresión de los indígenas. Incluso se puede afirmar que fue la “escuela de Salamanca”, de la segunda escolástica, donde descolló Francisco de Vitoria, que sentó la primera fundamentación y sistematización de los derechos humanos, más de dos siglos antes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y de la Declaración de Derechos del hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa. La tradición iluminista, que está en la base de las declaraciones constitucionales de derechos de las democracias modernas, reconoció en los derechos humanos el sustento anterior e interior de la democracia, en cuanto derechos naturales, universales, porque radicados en la común naturaleza humana. Ello procedió de la secularización jusnaturalista de la tradición cristiana. La asunción de los derechos humanos por parte de la Iglesia católica a la luz del derecho natural está bien clara en la encíclica de San Juan XXIII, Pacem in Terris. Hoy día la bancarrota del iluminismo 5 pone en cuestión los fundamentos mismos de los derechos humanos. Si no se asientan en una común naturaleza humana, en una dignidad de la persona de raíces ontológicas y éticas, los derechos humanos quedan 5 Cfr. Horkheimer y Adorno, Dialéctica de la Ilustración , Akal ed., en la que concluyen afirmando su “bancarrota moral e intelectual” –vivir y convivir sin fundamentos termina siendo inhumano–

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