Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

33 democracia: transparencia, participación y bien común que hasta hace treinta años se tenía que tener al alcance de la mano, exigiendo replanteamientos radicales y globales. La misma Iglesia está llamada a una profunda renovación de su juicio histórico. El documento de Aparecida y los de los Episcopados ofrecen una mirada pastoral de la realidad. Son iluminantes, pero insuficientes para quienes se sienten llamados a participar en la vida política. Tienen que conocer a fondo el patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia, pero ésta se esteriliza si los cristianos se limitan a repetir sus principios generales. Se requiere inculturarlos y convertirlos en hipótesis de análisis, transformación y construcción social. Sin embargo, ante esa exigencia se hace más notorio un cierto déficit que se advierte entre los cristianos de un discernimiento profundo y de un juicio sintético orientador respecto a la coyuntura actual. Falta por doquier pensamiento de síntesis fuertes, falta iniciativa de mayores horizontes y largo aliento, falta meter a fuego prioridades, falta debatir abiertamente sobre lo quemás importa, falta cuajar convergencias firmes, claras, motivadoras, en medio de mucho pragmatismo. A eso estamos llamados los cristianos, las comunidades cristianas, si pretendemos una renovada presencia y aporte en la vida pública de nuestros países y a escala regional e internacional. Se trata, ¡nada menos!, que la inteligencia de la fe se convierta en inteligencia de toda la realidad, como solía señalar el papa Benedicto. la crisis de las tradicionales formas asociativas del laicado militante Otra faceta de ese desconcierto y vacío podría ser indicado en la crisis sufrida por formas asociativas del laicado católico, allí donde se formaron los militantes católicos con mayor protagonismo en la vida pública de las naciones. Estas formas asociativas han sido siempre muy importantes en la formación y el protagonismo de los laicos, y más aún, en las condiciones de modernización y diferenciación en sociedades cada vez más complejas. En efecto, las asociaciones se mueven en ámbitos más vastos y cruciales de aquellos territoriales de la vecindad, que son los más propios de las parroquias. Tienen muchas veces dimensión nacional e incluso internacional. Se hacen presentes en los “areópagos”

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