Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

51 democracia: transparencia, participación y bien común objetivismo de lo real precedente, sean las cosas o la autoridad, ni tampoco un puro subjetivismo de quien se imagina soberano de una creación a su medida y entregada a su real gana. El respeto a lo real y el respeto al hombre corren paralelos. En España estamos asistiendo a un descoyuntamiento violento entre estas dos realidades, ambas constituyentes de la vida humana: la verdad y la libertad. Desde que Gregorio Peces Barba reclamara la sustitución del texto bíblico “La verdad os hará libres” por otro alternativo: “La libertad os hará verdaderos”, no ha cesado la polémica. Este hecho nos obliga a un par de aclaraciones para no distorsionar ni un texto ni otro. En el texto de San Juan el término verdad no es una afirmación física, ni moral, ni metafísica, ni política, sino cristológica y soteriológica. Verdad, aquí significa la manifestación salvífica de Dios en Cristo en quien encontramos revelado su proyecto de salvación para los hombres, a la vez que la oferta de una vida nueva, participada de la suya divina, y que por ello llamamos vida eterna. De ese nivel de sentido cristológico y soteriológico se ha pasado a otro nivel de sentido: aquel en que se reclama que el hombre no es dueño de la realidad, que ésta está a su disposición pero que nunca puede ser violentada, que solo cuando el hombre la descubre y sirve será realmente libre. Que, por el contrario, cuando no vive en la verdad, terminará viviendo en la esclavitud. El hombre vive antes que de derechos y deberes, de necesidades fundamentales. Simone Weil escribió unas páginas luminosas sobre ellas como base de toda antropología, de toda religión y política. Verdad dice realidad, veracidad, respeto, fiabilidad, rectitud, gratuidad y transparencia, frente a apariencia, falsedad, engaño, mera eficacia o sólo utilidad. He aquí unas afirmaciones sencillas que intentan mostrar la real diferencia a la vez que la necesaria convergencia entre verdad y libertad. i • La verdad precede, funda, le es dada y sostiene al hombre. • La verdad es el suelo en el que nos apoyamos todos como posesión común, nunca apropiada del todo y nunca apropiable por nadie en exclusiva. No hay la verdad posesión exclusiva de

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