Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

57 democracia: transparencia, participación y bien común sea perfecta. Que la clase política sea falible no significa, ni mucho menos, que sea nefasta. La sociedad debe tener un juicio equilibrado de sus políticos; es poco probable que sean peores que la sociedad que los ha elegido. Hay que renegociar las relaciones entre clase política y sociedad a través de organizaciones civiles. b. de la justicia propia de un orden de libertad y no del desorden del resentimiento, o la arrogancia de unos u otros oligarcas; Hay clases políticas que acostumbran a la sociedad, a la pasividad respecto a la cosa pública y la deferencia hacia los políticos de turno. Por otro lado, está la búsqueda de arreglos, asegurándose la supervivencia y procurando el avance de su interés. Las clases políticas de la democracia lo que están haciendo es acostumbrarse a vivir, dando por descontado nuestra pasividad cívica, y nuestra deferencia hacia ellas, a la hora de resolver los problemas del país. Decía Paul Valery que “el orden pesa siempre en el individuo. El desorden le hace desear la policía o la muerte”. c. de la fortaleza para sumir riesgos y enfrentarse con los peligros interiores y exteriores; Ortega y Gasset, de nuevo, tiene artículos útiles para evitar la desmoralización y provocar iniciativas de regeneración que compensen las irresponsables agitaciones callejeras. En uno de ellos, aquél en el que responde a un joven argentino que estudia Filosofía, reconoce que la juventud argentina le inspiraba más esperanza que confianza. Era una generación llena de empuje y fuerza vital, con capacidad para iniciar grandes empresas históricas. Sin embargo, una generación sin disciplina interna, sin la cual toda energía se desagrega y volatiliza. No basta la curiosidad para construir proyectos, es necesaria la disciplina y el rigor mental para desarrollarlos. A nuestros hijos y alumnos les sobra sensibilidad e inteligencia pero les falta disciplina y criterio.

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