Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común
72 actas del cuarto congreso católicos y vida pública la mayor prudencia en cuanto a gastos y riesgos. En todas las instituciones, incluyendo las católicas, el fiduciario debe siempre actuar en el mejor interés de la organización y de la iglesia. El incumplimiento de estos deberes puede resultar en sanciones eclesiásticas, civiles o penales para la organización y para el administrador. Por lo tanto, una persona sólo debe aceptar el papel de administrador o fiduciario después de una cuidadosa evaluación de las responsabilidades que el rol conlleva. Los líderes de la iglesia con responsabilidad fiduciaria están obligados a sus parroquianos, a la Iglesia y a Dios cuando cumplen sus responsabilidades con el máximo grado de buena fe, honestidad, integridad, lealtad y servicio pleno. 4. la base religiosa de la fiducia Enel artículo titulado “LaMoralidadde laCorporacióndeResponsabilidad Limitada y el Deber Fiduciario en un Contexto Histórico”, la profesora de derecho Mary Szto (2005), establece que los deberes fiduciarios son vástagos de la visión eclesiástica sobre la propiedad y de las formas legales romanas. Luego madurarían a incorporarse en el derecho sobre fideicomisos y agentes. Y también se verían atadas al concepto de la asociación empresarial por el derecho corporativo y de sociedades. Independientemente de cuál ha sido su evolución, los deberes fiduciarios son de carácter cristológico, pues reconocen que la propiedad, incluyendo la empresa, requieren de supervisión y administración. En la teología cristiana, Cristo es el fiduciario perfecto que da su vida por los demás, y que al morir y resucitar, permite que aquellos que lo aceptan tengan una herencia eterna. Cristo es visto como el puente entre la vida y la muerte, el ahora y la eternidad, lo temporal y lo permanente. Al analizar las raíces de las responsabilidades fiduciarias, la profesora Szto encuentra que sus raíces son seculares y religiosas. En el relato bíblico, después de crear el mundo, Dios designa al hombre y a la mujer como sus agentes. Ellos han de ser los cuidadores y administradores del mundo, ejercerán dominio sobre todo y serán fructíferos. Dios es el dueño eterno del mundo, y el deber de fiducia lo ata su creación y a sus criaturas. Como sabemos, Adán y Eva fracasan en esta empresa, y el resto de la historia
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