Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

99 democracia: transparencia, participación y bien común en la participación de los ciudadanos en la cosa pública, y la moderna, también llamada “democracia liberal” 9 , en que predomina el Estado de Derecho. Esta fase del constitucionalismo se inaugura con la Constitución de los Estados Unidos (1787). En la democracia griega observamos una racionalización del poder . Confluye, de un lado, la hipótesis contrastada de un orden implícito en base al cual el hombre puede convivir 10 y, de otro, la corresponsabilidad en la administración de la cosa común. Ante la exposición de las diversas opciones se debe respaldar, con el voto de la mayoría, la mejor argumentada, dado que el hombre es un animal racional (dotado de logos ) 11 . Este detalle –una aproximación, entre todos, a la mejor solución–, nos permite apreciar hasta qué punto la democracia se aleja del relativismo-permisivo. Dos asuntos empañan la democracia clásica. La exclusión de los exclavos , despojados de su condición humana. Ser ciudadanos es una construcción excluyente y artificial. Falta el reconocimiento de la dignidad de la persona y de los derechos que le son propios, como algo anterior al Estado 12 . Segundo punto. A pesar de las instituciones democráticas, se condena a Sócrates a muerte 13 . La persona, su integridad y respeto, está en función de los intereses de la polis (colectivismo). En los buenos tiempos de Grecia y Roma “no se concebía a la persona libertad para vivir por sí y para sí. El Estado tenía derecho a la totalidad de su existencia” 14 . La idea aparece repetidamente en La Política de Aristóteles. Según su lógica, compartida por La República de Platón, es absurdo pensar que ningún ciudadano se pertenece a sí mismo, sino que todos pertenecen a la ciudad, puesto que cada uno es una parte de ella, y el cuidado de la parte debe naturalmente orientarse al cuidado del todo. Esaquí dondeelCristianismo irrumpeenlahistoria, anteunaorganización política fuerte y exitosa: el Imperio romano, y funda un nuevo equilibrio. No compite con aquellas estructuras, fomenta otra ciudadanía más alta. Sus principios morales no son particulares (de pars-partis ) ni privados, sino personales , con una vocación universal –transcultural– 9 Cfr. C. Vanneste, “Regenerar la democracia” en XI Congreso católicos y vida pública. 10 La idea también es compartida por la tradición cristiana. Ver: F.D’Agostino, “Derechos humanos y ley natural”, 8. 11 Cfr. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , pág. 312. 12 Cfr. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , pp. 309 y ss. 13 Acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia y se le confundió con los sofistas, tal vez a consecuencia de la caricatura que realizó de él el poeta cómico Aristófanes. 14 J. Ortega y Gasset, “Socialización del hombre”, Madrid, 1969.

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