Yo soy cristiano: Identidad, misíon y testimonio ¿Quién soy? ¿Por qué lo soy? ¿Cómo lo vivo?

108 actas del quinto congreso católicos y vida pública siempre sobre nosotros y que nos recuerda muy bien una hermosa anécdota del gran escritor hindú Rabindranath Tagore. A su regreso a la India, después de un viaje por Europa, sus amigos y relacionados le preguntan: “¿qué tal te ha parecido el cristianismo en Europa?” ; a lo que Tagore respondió: “todo parecería andar bien, pero me encontré con un solo problema: ‘son paganos de lunes a sábado y cristianos los domingos”. Otra tentación relacionada con la anterior es la que el papa Francisco ha denominado como una especie de “relativismo práctico” consistente en actuar como “…si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, como si los demás no existieran y trabajar como si, quienes no recibieron la buena noticia, no existieran”. “Llama la atención -nos recuerda el papa Francisco- que aun quienes poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión”. Y para ir cerrando esta modesta presentación, cito finalmente el número 85 de la Evangelii Gaudium porque me ha parecido de una belleza y una hondura extraordinaria. Nos dice el Santo Padre: “Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si, de antemano, no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades hay que seguir adelante sin declararse vencidos y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: ‘…Te basta mi gracia porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad’ (2 Co 12, 9). El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal”. Los cristianos no podemos olvidar nunca- ni aun en lasmás pesarosas y difíciles circunstancias -que somos portadores de una esperanza que no se acaba- pues la misma no está fundada, no está cimentada en ninguna estructura, sino en Cristo Resucitado, vencedor del mal y de la muerte y Él, como nos recuerda san Pablo “recapitulará todo en todo”.

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