Yo soy cristiano: Identidad, misíon y testimonio ¿Quién soy? ¿Por qué lo soy? ¿Cómo lo vivo?
112 actas del quinto congreso católicos y vida pública La Iglesia nos convoca a una Nueva Evangelización, asignando a los laicos un papel preponderante en esta que ha sido calificada como nuestra hora. “Es importante subrayar –decía el cardenal Iván Días, arzobispo de Bombay (India)– el valor del carisma de los laicos en el enorme reto que está afrontando la Iglesia en el campo de la nueva evangelización”. “El tercer milenio cristiano ha anunciado la hora de los laicos. Aunque desde los primeros días del cristianismo haya habido muchos santos y evangelizadores laicos, entre reyes y reinas, personas casadas, viudas y viudos, entre jóvenes y ancianos, entre soldados, médicos, entre estudiantes y estadistas, la ‘plenitud de los tiempos’ para los laicos ha comenzado ahora”. 2 No es que antes no fuera necesario el compromiso, sino por la complejidad de la sociedad moderna y la imposibilidad de una presencia directa de sacerdotes y obispos en todos los ámbitos de la vida social, económica, política y cultural, hace más urgente la presencia de los cristianos en el ámbito temporal para dar testimonio. En el pasado, se entendía que el laico comprometido era aquel que participaba en labores ad intra de la Iglesia, en asociaciones o en el servicio parroquial. Esto, sin ser malo, en los tiempos actuales resulta insuficiente. Es más, entenderlo así resulta una tentación, como explicó san Juan Pablo II: “La tentación de reservar un interés tan marcado por los servicios y las tareas eclesiales, de tal modo que frecuentemente se ha llegado a una práctica dejación de sus responsabilidades específicas en el mundo profesional, social, económico, cultural y político”. 3 Frente a este señalamiento no faltan alusiones de que el laicado es un gigante, carente de iniciativas, particularmente en nuestro continente. Al respecto, el papa Francisco ha sido enfático en exhortar a los laicos a asumir la responsabilidad e invitar a los pastores a combatir el clericalismo que limita la actuación en los fieles; 2 Cfr. Boletín del Sínodo de los Obispos, 12 - 05.10.2001. 3 Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christi fideles laici, N. 2.
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