Yo soy cristiano: Identidad, misíon y testimonio ¿Quién soy? ¿Por qué lo soy? ¿Cómo lo vivo?

31 yo soy cristiano: identidad, misión y testimonio 3. ¿cómo sé de dios? ¿dónde está dios? ¿filosofía o ciencia? Nos preocupa la transmisión de la fe a las nuevas generaciones desconcertadas por entornos convulsos. Y, en no menor medida, la relación entre búsqueda de la verdad, revelación, fe y misión de la Iglesia. Ante el vacío existencial, Romano Guardini propone una vía: instalarse en la verdad, en la verdad originaria del hombre que está en su creador. El camino intelectual parte del análisis de la experiencia religiosa en los albores de la historia de las religiones. Se atisba el misterio divino como misterios de salvación. Resurge la figura del Salvador, Cristo Jesús, en la historia como revelación plena. No hay que olvidar que la cuestión de la salvación histórica es clave. “Quien conoce a Dios conoce al hombre”. Gabriel Marcel afirmaba que “lo más profundo de mí no procede de mí”. El acto divino que creó al hombre procede de la verdad, fue realizado en la verdad y nos impuso el canon de la verdad. La verdad de Dios, y sobre Dios, y la verdad del hombre están íntimamente unidas. La comprensión de lo que es el hombre en Guardini parte de “arriba” de la comprensión de la revelación de Dios. De este modo entramos en la dinámica apasionante de la relación entre autonomía y heteronomía, característica de la modernidad, y de la necesidad de recuperar en la comprensión de la fe la respuesta específica de la revelación, ese hablar positivo de Dios que penetra en la historia. Estas afirmaciones, aunque puedan parecer muy generales, acarrean consecuencias interesantes para la pedagogía de la fe y para la transmisión de la fe. No olvidemos lo que Romano Guardini escribió en sus apuntes para una autobiografía: “Entre 1920 y 1943 desarrollé una intensa actividad como predicador. (…) A medida que pasaba el tiempo, menos me importaba el efecto inmediato. Lo que desde un principio pretendía, primero por instinto y luego cada vez más conscientemente, era hacer resplandecer la verdad”. En una conversación entre María Zambrano y el filósofo Carlos Díaz, este inquirió a la discípula de Ortega: “–¿Cómo puede uno llegar, a través del racionalismo, a la idea de Dios que tanto aflora

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=