Yo soy cristiano: Identidad, misíon y testimonio ¿Quién soy? ¿Por qué lo soy? ¿Cómo lo vivo?

49 yo soy cristiano: identidad, misión y testimonio nacieron “del corazón de la Iglesia” pues “se insertan en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la universidad como institución” (ECE n°1). En efecto, la historia de las universidades muestra “cómo las premisas, la fundación y el desarrollo de esta institución pertenecen a la Iglesia en su capacidad de saber recoger los signos de los tiempos en el cambio de la vida de los pueblos para ofrecerles una respuesta adecuada”. 7 Este gran aporte cultural de la Iglesia tuvo repercusiones favorables en el desarrollo de una ciudadmedieval, favoreciendo leyes más humanas, más libertad urbana, caridad, piedad, y la aparición del arte gótico. La ruptura con la universidad medieval se consumará con la Revolución Francesa en el siglo XVIII. Se suprimieron las cuatro facultades tradicionales, empezando por la de Teología, y se proclamó el principio de libertad de enseñanza, aunque este no sería respetado pues el Estado bajo Napoleón, al crear en 1806 la universidad imperial, tomó el monopolio de toda la enseñanza pública. El siglo XIX, influido por el pensamiento laicista de la Revolución Francesa, condujo a toda Europa a una fuerte secularización. El antiguo modelo de universidad que integraba una autonomía respecto del Estado y la presencia de ciencias eclesiásticas en el seno de la institución, cesó del todo dando lugar a un “modelo único de universidad estatal, centralista y laica” (CEE, preámbulo). Las universidades católicas modernas, por ejemplo la de Lovaina creada en 1834, y la del Sacro Cuore de Milán creada en 1920, a veces vinculadas a grandes intelectuales (como Newman o Gemelli), serán entonces las que intentarán mantener el núcleo de la cultura cristiana occidental, lo “permanentemente válido de la venerable universidad medieval” 8 . Frente a estos ataques y confiscación de la tutela eclesial sobre las universidades y escuelas por parte del Estado, “la Iglesia, careciendo entonces de libertad y de medios de que antes con abundancia disponía, por su misma naturaleza no cesó de crear y fomentar esta clase de cenáculos de sabiduría y de institutos de docencia” 9 , reclamó el derecho a establecer centros propios de 7 R. Fisichella, “La Universidad y la Nueva Evangelización”, Actas del Congreso Mundial de Universidades Católicas (WCCU) Ávila, 13 agosto 2011. 8 J. Otaduy, “La experiencia de la universidad católica en Europa”, Ius Can 41 (2001) 76 9 Pio XI, Const. Ap. Deus scientiarum Dominus

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