Yo soy cristiano: Identidad, misíon y testimonio ¿Quién soy? ¿Por qué lo soy? ¿Cómo lo vivo?

76 actas del quinto congreso católicos y vida pública “No hay una comunicación de la verdad teologal a los hombres más eficaz y explícita que aquella que coincide con la plena entrega de sí mismo. Lo que sucede de forma excepcional en el martirio, con el derramamiento cruento de la sangre, se manifiesta en el testimonio alegre y convencido ante el mundo de una vida cristiana coherente allí donde el Señor nos llama a anunciarlo. (…) Vivir la vida personal y comunitaria en la permanente tensión ascética que caracteriza el culto razonable es lo que nos convierte en testigos” (p.418). iii. la verificación en mi universidad Llegamos así al último punto de mi intervención donde quiero aterrizar todo lo que les he comentado en la experiencia de la Universidad Francisco de Vitoria. Una universidad muy joven, el año próximo cumpliremos nuestros 25 años, pero en la que la experiencia de un compromiso activo por una misión compartida nos ha animado desde el inicio. De hecho, nuestro proyecto universitario surge desde el convencimiento de que la universidad ha de recuperar su vitalidad. Podría decir que el mismo hecho de nuestro nacimiento lo vemos como un ejemplo de ese esfuerzo por ofrecer una propuesta novedosa, no una alternativa entre otras similares, pues siempre estuvimos convencidos de que nuestro proyecto formativo no quería interpelar o contradecir ideas o teorías con otras, sino formar a las personas para el encuentro con la Verdad. Tomando la expresión de Arnold Toynbee, la universidad es, por definición, una minoría creativa, porque “Cualquier proyecto formativo que se presenta hoy con una clara identidad y misión es ya una «minoría creativa», pero en este sentido, su peculiaridad debería ser la de buscar promover otras minorías creativas. En cuanto sujetos comunitarios, dichas minorías comparten la condición «futuriza» del ser humano, y por ello, asumen la responsabilidad de hacer que el futuro suceda. En cuanto comparten un ethos, esa responsabilidad apuesta claramente por alguno de los fines que desarrollan y perfeccionan al ser humano y a la sociedad en la que vive. No cabe duda de que la universidad, por las peculiaridades formativas que hemos apenas apuntado, constituye un ámbito idóneo en el que se den, surjan e interactúen dichas minorías, convirtiéndose ella misma en una, referente para la sociedad en la que desarrolla su

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=