Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868
105 Desde tempranos tiempos bíblicos y en la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios; desde esos tiempos en que el Creador le autorizó a señorear la tierra, el hombre así lo hizo. 1 Dotado de un libre albedrío y en la plena libertad de escoger entre el bien y el mal, entre ser débil o fuerte, pobre o rico, perdonador o ser perdonado, restaurador o ser restaurado, escogemos el poder, no la obediencia; las riquezas, no la pobreza; propensos al pecado hasta que llega la gracia para ser perdonado y restaurado. El mismo hombre, que vive en comunidad y necesita atender su vida espiritual, que en algún momento dejó de llamarse “los del camino” 2 para entonces reunirse en Asamblea (iglesia) para adorar a Dios, para conocer su Palabra y llevar a la conversión del Evangelio a los que no lo conocen. Esta iglesia, la cual reúne a los santos, mucho ha sufrido, mucho ha dado, mucho se ha esperado de ella. Sabemos todos, que esta asamblea está integrada por hombres imperfectos, sujetos a pasiones y con amplios deseos mundanos. Una sola iglesia, muchas denominaciones, pero todas con un solo fundamento: Cristo. Desde estos tiempos bíblicos se conoce sobre la esclavitud, práctica que no solamente se aplicaba a los negros del África, porque también podían ser esclavos los prisioneros de guerras, los criminales o los que se empleaban en servidumbres o se entregaban como pago de deudas. Esta práctica, entonces, no tomaba en cuenta si el esclavo era negro, mulato, blanco, pardo o de la raza amarilla, nada de esto. Veamos algunos pasajes bíblicos en los cuales se trata el concepto de la esclavitud. En las Epístolas Paulinas se ejemplifica esto: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero temiendo a 1 Génesis: La Biblia. 2 Ibid pág. La Iglesia ante la Esclavitud Negra en Puerto Rico 1800-1868 Prof. Miguel Virella Espinosa
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