Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

107 Comercial” África-América –Europa fue responsable de suplir la fuerza obrera, de un rastro de muerte a través del océano y de la presencia de la valiosa cultura africana en América. La colaboración estrecha de la iglesia en toda esta empresa económica la conducirá a una inequívoca disyuntiva en torno a la fe. Los indios, en primera instancia, serían considerados hijos de Dios, primera condición para ellos poder ser considerados súbditos del rey y, de serlo, le aparejaban derechos, protección, evangelización. Gran influencia dejó sentada la ingenua posición del Padre Las Casas en torno a los indios, a quienes los tenía como débiles y faltos de salvación. De ahí el remplazo de estos por los negros. En su Historia de las Indias, asumió una conducta de arrepentimiento. Nos dice Las Casas: “Este aviso de que se diere licencia para traer esclavos negros a estas tierras la dio Las Casas, no advirtiendo la injusticia en que los portugueses los traían y los hacían esclavos; el cual después que cayó en ellos no por cuantos habían en el mundo, porque siempre los tuvo por injustos técnicamente hechos esclavos, porque la misma razón de ellos que de los indios” 5 . Sabemos que años antes de la petición de Las Casas para traer negros a estas tierras, Garrevod estaba trabajando con su contrato para exportar negros a América. Sabemos, además, de las amplias desventajas que tenía que enfrentar el negro una vez en América. Los negros, habiendo sido desprovistos de su suelo, no eran para los españoles, jurídicamente un pueblo y, por lo mismo, tampoco eran súbditos del rey. Ésta no era la consideración a la cual era sometido el indio. Aun así, los sectores antiesclavistas trabajaron ‘’para el reconocimiento de los indios como pueblo libre y soberano, entiéndase bien, como pueblo, no como individuos”. El asunto de evangelizar le tocaba a la Iglesia, y así lo hizo “que los esclavos negros y mulatos sean instruidos en la santa fe católica como los indios’’. A tremenda disyuntiva se tuvo entonces que enfrentar la Iglesia en el caso de los negros, quienes todavía eran considerados como mercancía. ¿Sería posible evangelizar la mercancía, o eran seres humanos hijos de Dios y por lo mismo hermanos de los españoles blancos? Entonces, ¿cómo puede ser justificada la esclavitud? La trata negrera fue condenada por la Iglesia, que la veía como una forma de privación de la libertad de los hombres pero esta condena de la Iglesia sólo llegaba y condenaba el tráfico y la venta de esclavos, no la esclavitud per - se. El cristiano, antes de serlo, es hombre y por lo tanto libre. Si los negros antes de ser cristianos no eran libres, menos podían serlo después. Esta realidad –altamente conocida por las progresistas naciones europeas– fue ignorada; aceptada, pero ignorada. ¿Por qué? El desenfreno económico provocado por la explotación de los nuevos territorios descubiertos, la estrecha relación iglesia- estado, los diezmos, la llamada evangelización, las encomiendas y, en muchas 5 Bartolomé de las Casas - “Historia de las Indias”. Tomo III. Madrid 1875. pág. 41. La Iglesia ante la Esclavitud Negra en Puerto Rico...

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