Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

108 circunstancias, la aplicación de juicios y castigos de la inquisición. Todas estas circunstancias juntas nublaron el pensamiento cristiano, evangelizador y perdonador del conquistador. En esta amplia gestión evangelizadora, muchos de los frailes obedecían a su vocación ministerial, pero había otros que: Habían obrado también como agentes de la Corona, armados con las prerrogativas del patronato. En las Indias, la Iglesia y el Estado crecieron en una correlación íntima y constante en la cual cada uno de ellos obtuvo fuerzas del otro. Los frailes, debido al papel que desempeñaron enmodelar este complejo sistema, aumentaron enormemente el poder de la Corona y la fortalecieron tanto espiritual como administrativamente en sus relaciones con los inquietos feudatarios, quienes fueron súbditosmás pendencieros. 6 Los frailes hicieron recordar constantemente a los gobernantes de España su responsabilidad moral de esforzarse por establecer en las Indias un orden social que fuese justo y tolerable, tanto para los conquistadores como para los conquistados, aspiración muy difícil de cumplir. Otros intereses ocuparon las mentes de estos hombres. Por otro lado, el negro era más urbano que el indio, aunque había muchos esclavos negros en las estancias. Muchos oficios estaban en sus manos y se mezclaban con más facilidad con los blancos. En lo que concierne a la vida religiosa, el negro tuvo acceso a la fe cristiana con más facilidad que el indio. La conversión del negro tenía la intención de hacerle creer que por el mero hecho de ser cristiano, elevaba tanto al hombre por encima de sus semejantes paganos, que no le era posible sentarse en la misma mesa ni dormir en la misma estancia, “entonces presionaron a sus amos y a los sacerdotes para que los bautizaran”. 7 A toda esta situación experimentada por este hombre hay que añadir otro aspecto. Existían profundas distinciones entre el llamado negro criollo, que había nacido en América, y el negro bozal, nacido en África. Este último era más esclavo que el criollo. Traía su lenguaje, sus costumbres paganas, su extraño modo de comportarse; mientras que los negros criollos abundaban más en los hogares blancos, donde penetraba, sobre todo por vía de los niños, logrando gran intimidad con las familias más encumbradas. 8 De variadas formas, este hombre podía en algún momento lograr su ansiada libertad: comprando su libertad o pagando por ella a su amo, manumisión, vía testamentaria de parte de su amo, coartación y cimarronaje. Esta lamentable condición de atropellos, que con tanto coraje confrontaron los negros en la zona caribeña, no se alejaba demasiado de lo que estaban 6 J. H. Parra - “El Imperio Español de Ultramar”. Madrid-España 1970. Pág. 146-147. 7 Salvador de Madariaga. Ël Auge y el Ocaso del Imperio Español en América”. 2da ed. ESPASA S.A. Madrid 1979. pág. 519. 8 Ibid. pág. 418. Prof. Miguel Virella Espinosa

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