Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

127 encargado por la Constitución política de la monarquía para que propusieran a la regencia los candidatos para los cabildos. El 27 de octubre de 1812, se escribía al cabildo de la catedral de Puerto Rico sobre la nueva política de ascenso eclesiástico. El 19 de diciembre de 1810, don Juan de la Encarnación Andino y don Tiburcio González Esmurra, consejeros del cabildo de la catedral de San Juan, habían protestado ante la Cámara de Indias porque consideraban que al nombrar a un eclesiástico peninsular, al doctor don Miguel de Armida y Ribera, para llenar la arcedianía vacante de la catedral, se violentaba el orden de escala del cabildo y se agraviaba la dignidad de sus capitulares al perder éstos la posibilidad de ascenso. Después de la muerte del arcediano don José de Rivera y Quiñones (31 de enero de 1810) y de la renuncia del Chantre, don Estaban González para optar por el cargo (13 de febrero de 1810), el 13 de agosto de ese mismo año se envió a Cádiz la terna propuesta para llenar la vacante. En primer lugar estaba el canónigo más antiguo, don Juan de la Encarnación Andino; en segundo, el racionero más antiguo, don Tiburcio González Escurra; y en el tercero, otro de los canónigos, don Joaquín Valentín de Urquizu. La Cámara, apelando a la prerrogativa del Patronato Real de no seguir el orden de escala sin violentar la justicia, nombró al referido clérigo peninsular. Junto a la protesta de estos eclesiásticos. La Cámara recibió también, el 17 de diciembre de 1810, la del diputado de Puerto Rico don Ramón Power, quien pedía se anulara aquella resolución porque agraviaba la dignidad de los capitulares de la Isla. 14 Esa arcedianía vacante tenía, además, otros aspirantes. Tanto el obispo Juan Alejo de Arizmendi, como el gobernador Salvador Meléndez, habían aprovechado la ocasión para recomendar por su cuenta a otros dos eclesiásticos que no formaban parte del cabildo. El Obispo recomendó a su Provisor y Vicario General, el doctor don José Gutiérrez de Arroyo, y el Gobernador, al doctor don Miguel Martínez de Andino, ex provisor y Vicario General. Ambos eclesiásticos eran poseedores de importantes caudales económicos. 15 En las hojas de méritos y servicios que presentaron para la ocasión, se destacaba su amor al rey y a la patria y se insistía en su colaboración en la defensa militar de la Isla. Gutiérrez de Arroyo había prestado 300 pesos al erario y había pagado a soldados para que defendieran la plaza, durante el sitio de 1797. Martínez de Andino, por su parte, había entregado una casa para que se hospedaran las tropas, y cedido esclavos y dependientes suyos para que colaboran en la defensa, además de contribuir con la comida. 16 No conforme con la recomendación del gobernador, el mismo Martínez Correspondencia (1799-1852), Caja G1. 14 Sesión de Cámara de Indias. Cádiz, 10 de enero de 1811. AGI, Ultramar, Legajo 498, fols. 199-204. Consultado en CIH-UPR, carrete 214. 15 Petición de arcedianato para don José Gutiérrez de Arroyo, 21 de febrero de 1810. AGI. Ultramar, Legajo 498, fols. 230-232. Petición de arcedianato para don Miguel Martínez de Andino, 10 de febrero de 1810. AGI, Legajo 498, fol. 181. Consultado en CIH-UPR, Carrete 214. 16 Relación de méritos y servicios del doctor don José Gutiérrez de Arroyo, 20 de febrero de 1810. AGI, Ultramar, Legajo 498, fols. 197-197v. Relación de los ejercicios literarios y méritos del doctor don Miguel El mérito no era suficiente: El cabildo eclesiástico...

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