Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868
128 de Andino se dirigió al Rey el 8 de febrero de 1810, reclamando que varias veces se había presentado solicitando alguna prebenda en la catedral y no había sido tomado en cuenta. 17 Afirmaba explícitamente en su hoja de méritos que “sus ascendentes procedían de limpia sangre, tenidos y reputados en aquella ciudad por familias de la principal nobleza y distinción, y que como tales ejercieron, en sus tiempos, empleos políticos, militares y eclesiásticos”. 18 Aunque no aparecía en ningún lugar su fama de mentiroso, el obispo Arizmendi sí la menciona: en 1805 se probó que había inventado una enfermedad para tratar de pasar a la Península, y en 1809 alegó otra para no tener que ir a Santo Domingo como vicario general. 19 El 9 de enero de 1811, el Consejo de Regencia daba orden a la Cámara de Indias para que actuaran con este eclesiástico según fuera conveniente. 20 En ese mismo año, Miguel Martínez de Andino fue nombrado racionero del consejo de la catedral de San Juan de Puerto Rico. No fue hasta 1813 que se resolvió el conflicto en torno a la arcedianía vacante desde 1810. La designación fue a favor del doctor don Juan de la Encarnación Andino, a quien le correspondía, según el escalafón. Las cosas comenzaron a cambiar a partir de entonces. Ya no bastaba el trabajo personal en los curatos o las recomendaciones influyentes para obtener una prebenda. A partir de entonces, comenzó a tomarse en cuenta el máximo grado académico. El último clérigo criollo que entró al cabildo con una simple recomendación episcopal fue Antonio Sánchez Bustamante en 1815. Este sacerdote había sido presentado por el obispo Arizmendi, después de desempeñarse como notario de la curia por tres prelacías continuas. Los siguientes puertorriqueños en entrar al cabildo fueron los doctores José Gutiérrez del Arroyo, como chantre, en 1816; Joaquín Manuel Santaella, como racionero, en 1819; y Francisco Javier Ayesa, como racionero, en 1821. Los cambios en la política de ascenso del cabildo se acentuaron después del segundo período constitucional, entre 1820 y 1823. A partir de aquel momento, sólo un puertorriqueño entró al cabildo: Manuel Almansa, en 1835, quien había sido vicario foráneo de Coamo y contaba con la recomendación de dos obispos. Mientras la jerarquía de la Iglesia tomaba postura con respecto a las guerras de independencia hispanoamericanas, desde Puerto Rico se informaba sobre la sospecha de la actitud favorable del clero a aquellos sucesos. En la encíclica que Martínez de Andino, 29 de septiembre de 1803. AGI, Ultramar, Legajo 498, fols. 183-186v. Consultado en CIH-UPR, Carrete 214. 17 Don Miguel Martínez de Andino solicita prebenda. 8 de febrero de 1810. AGI, Ultramar, Legajo 498, fol. 182. Consultado en CIH-UPR, carrete 214. 18 Relación de ejercicios literarios y méritos del doctor don Miguel Antonio Martínez de Andino. op. cit. 19 El obispo Arizmendi informa sobre el presbítero don Miguel Martínez de Andino. AGI, Santo Domingo, Legajo 2523, s.f., citado por Vicente Murga y Álvaro Huerga. Episcopologio de Puerto Rico. Juan Alejo de Arizmendi (1803-1814) . Tomo V. Ponce: Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, 1992, pp. 519-521. 20 Recomendación de don Miguel Martínez de Andino. Isla de León, 9 de enero de 1811. AGI, Ultramar, Legajo 498, fol. 187. Consultado en CIH-UPR, carrete 214. Prof. César Augusto Salcedo Chirinos
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=