Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

193 eclesiásticas y civiles. La primacía de dichos valores perpetuó las contradicciones. Por un lado, la Iglesia promulgaba el uso de los cementerios abiertos y por otro, propiciaba que se reservaran los espacios cerrados de los templos para los afortunados, a pesar de que existía la conciencia del problema higiénico y estético que la práctica ocasionaba. Muchos debates precedieron la llegada de las doctrinas ilustradas. No parece razonable atribuir a la Ilustración el cuestionamiento inicial del malsano hábito, pero es indudable que los adelantos científicos del siglo 18, la propagación de tratados médicos, los ordenamientos urbanos y las ideas secularizadoras fueron decisivos para erradicar la costumbre. El crecimiento demográfico de las ciudades aumentó la presión sobre espacios ya saturados y sumó razones para la aceptación general del cambio. Mas fue cuando se unió la potestad eclesiástica con la intervención directa de los monarcas ilustrados que pudieron imponerse las medidas que dieron el puntillazo final a los enterramientos en las iglesias y el regreso a la práctica primaria de los cementerios alejados de las urbes. Fue, además, un primer paso camino de la secularización de las honras funerarias. Entre la salud y el privilegio; Debates en la transición...

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