Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

215 abundantes de pastos, maderas y tener aguas dulces, entre otros aspectos. Además, quedaba implícito edificar una iglesia y repartir las tierras para hato, labor y baldías. Victoriano enfatizó que los vecinos estaban comprometidos para pagar los salarios de un maestro y un cura, además de construir una iglesia. El Reparto de Gastos Públicos se encargaba de recolectar dinero para dichos expendios. Para una buena recolecta se necesitaba una considerable población que se responsabilizase de pagar dicha aportación. Los señalamientos de Victoriano, alusivos a la Recopilación de Leyes de Indias, para sostener su posición de fundar un nuevo pueblo, denotan probablemente que sabía leer y escribir o que estaba asesorado por alguien versado en los documentos de España. No se puede obviar el hecho de que, como apoderado, poseía una posición dentro de la sociedad y, por ende, era una persona que podía relacionarse con dirigentes del gobierno español y otros posibles fundadores de pueblos. Victoriano solicitó de las autoridades un comisionado que se encargase de examinar y dar un informe de las ventajas y desventajas de establecer el nuevo poblado. Además, se llevó a cabo un interrogatorio para comprobar si eran ciertos los señalamientos del portador (Victoriano), especialmente si había necesidad y era útil un nuevo establecimiento. Para ello se seleccionaron una serie de testigos. 69 Los testigos contestaron las preguntas, concordando con los señalamientos de Victoriano de Rivera. Entre ellos se pueden mencionar: Juan de la Mata Vázquez, Teniente a Guerra retirado del Partido de Cayey; Andrés Sánchez; José Rivera Sánchez; Apolinario Garcés; Juan Mártir, alcalde del barrio Rincón del Partido de Cayey; Diego Rodríguez; Diego de Torres; y Marcos Sánchez, ayudante retirado del Partido de Cayey. En términos generales, los testigos reafirmaron los problemas siguientes: primero, los caminos en tiempo de lluvia eran intransitables; segundo, las vidas de los vecinos peligraban; tercero, debido a las crecidas de los ríos Arroyato y Grande, los habitantes más pobres no podían asistir a misa y tampoco a otras actividades de la Iglesia; por último y no menos importante, los enfermos estaban expuestos a morir sin confesión, testamento y atención médica. A consecuencia de los malos caminos, no podían llegar a ellos figuras como el sacerdote, médico y Teniente a Guerra. En contraste con dichos aspectos negativos, los vecinos peticionarios describieron a Cidra como un lugar de ubicación estratégica, con buenos terrenos, ríos, arroyos, quebradas en abundancia y clima saludable. Lo más importante eran sus vecinos pudientes que podían contribuir al Reparto de Gastos Públicos. En pocas palabras, podían pagar los gastos que conllevaría tener un cura, un maestro 69 Ibid., folio (4-V). La Iglesia de Cidra: punto focal de la fundación...

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